Resisten en la Feria de Finados 

Interculturalidad

Aunque la Feria de Finados en la explanada de Shuyurco se ha transformado en un espacio dominado por la ropa, la comida y los juegos mecánicos, un pequeño grupo de artesanos del barro y la madera mantiene viva la esencia cultural de Ambato y la memoria de los oficios tradicionales que dieron identidad a las ferias de antaño.

En medio del bullicio de los altavoces, los aromas dulzones de las guaguas de pan y el colorido de los puestos de comida, un rincón discreto de la Feria de Finados en la explanada de Shuyurco guarda una historia que se niega a desaparecer: artesanos que trabajan con sus manos el barro y la madera.

Años atrás, la feria era un encuentro donde predominaban las piezas de hojalata, las figuras de barro cocido y los tallados de madera, elaborados con paciencia y orgullo por familias ambateñas que encontraban en este espacio su principal vitrina para vender. Era el momento más esperado del año para quienes moldeaban cántaros, animales, juguetes y utensilios domésticos con creatividad y esmero.

Hoy, sin embargo, esos puestos se han reducido a pocos metros dentro de la explanada. Las ventas ya no son las mismas, y los visitantes —en su mayoría atraídos por la gastronomía y la diversión— pasan de largo sin detenerse a observar la minuciosa labor de quienes conservan la herencia artesanal.

Antes uno vendía todo. Venían desde las parroquias, compraban ollas, cántaros y figuras. Ahora la gente busca cosas modernas, pero igual seguimos viniendo, porque esto es lo que sabemos hacer”, comenta María Palacios una de las artesanas, con las manos aún marcadas por la arcilla.

Del mismo modo, los talladores de madera exhiben sus trabajos: pequeñas esculturas, juguetes y utensilios decorativos que hablan del ingenio local y del amor por la materia prima de la tierra. (I)

Deja una respuesta