La Geopolítica en LATAM y el Ecuador

La tendencia política en Latinoamérica revela una realidad que va más allá de los clásicos extremos: la izquierda radical —que en ocasiones se aproxima al socialismo del siglo XXI— y la derecha extrema —que suele priorizar el capital por encima del ser humano y la naturaleza—. Después de tantos golpes históricos, donde el pueblo ha sido siempre el más perjudicado en medio de disputas ideológicas, lo que hoy se busca con urgencia es paz, desarrollo económico real y políticas que mejoren la calidad de vida en igualdad de condiciones para la ciudadanía común.
Se requiere la ejecución de estrategias que contribuyan de manera significativa al tan anhelado desarrollo sostenible; ese que nos recuerda que la Naturaleza está viva y que necesita mucho menos de nosotros de lo que nosotros necesitamos de ella para existir. En este contexto, los pueblos de toda LATAM pedimos algo simple pero esencial: consciencia en cada decisión de quienes ostentan espacios de poder —poder que, por fortuna, siempre es pasajero—.
En Bolivia, con el recién electo presidente Rodrigo Paz Pereira, se busca reanudar las desgastadas relaciones con Estados Unidos, una decisión que llevó al país a ser expulsado del ALBA (organismo internacional liderado por Venezuela e integrado por Antigua y Barbuda, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua y las islas San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas).
El nuevo mandatario propone dar un giro político para generar empleo y dinamizar la economía. Sus palabras fueron contundentes: “Se acabó el tiempo de vivir del Estado. Este modelo, promovido por el gobierno unipartidista (MAS), condujo a la dependencia, el clientelismo y la corrupción. Bolivia necesita más producción, empleo y comercio; un capitalismo adecuado para todos.”
En Venezuela, Nicolás Maduro, perpetuado en el poder, sigue impulsando políticas que profundizan la crisis económica, pese a la enorme riqueza natural y cultural del país y pese también a que supuestamente un gobierno de izquierda tan radical procura el “bien común”. El pueblo venezolano continúa sobreviviendo con un salario básico inferior a un dólar, una cifra que retrata crudamente el deterioro social de manera permanente.
Dentro de todo esto, en Ecuador, la consulta popular con preguntas polémicas vuelve a dividir a una población que, abandonada en la desesperanza, ya no sabe a quién creer ni a qué futuro apostar. Estas tensiones nos obligan a reflexionar sobre cada acto de los mandatarios y autoridades de turno, cuyas decisiones inciden directamente en el destino de millones.
Después de tanta resistencia, dolor compartido, paciencia y amor por nuestras tierras, cabe preguntarse:
¿será posible que, finalmente, podamos construir un continente donde la dignidad no sea un privilegio sino un derecho?
Porque si algo ha demostrado la historia latinoamericana, es que cuando sus pueblos despiertan, ningún poder —ni nacional ni extranjero— puede detener la fuerza de quienes sueñan con un mañana más justo. Y quizá, solo quizá, ese despertar ya comenzó o: ¿aún nos falta mucho?. (O)
