LA CONSTITUYENTE DE NOBOA

Columnistas

El presidente Daniel Noboa ha dado un paso audaz al proponer una Asamblea Constituyente para reemplazar la Constitución de 2008, una iniciativa que busca responder a las demandas de un Ecuador que clama por cambio. En un contexto de crisis sin precedentes, Noboa plantea una “refundación” del Estado para fortalecer la seguridad, modernizar la justicia y adaptar el país a desafíos como la transición energética y la invasión de los grupos narcoterroristas. Su propuesta, respaldada por una consulta popular, refleja un compromiso con devolver el poder al pueblo y superar las trabas de un sistema que, según él, ha sido secuestrado por intereses políticos.

La actual Constitución, redactada bajo el gobierno de Rafael Correa, es vista por muchos como un corsé que limita la capacidad del Estado para enfrentar problemas contemporáneos. Noboa argumenta que la Corte Constitucional, con un “activismo judicial”, ha bloqueado reformas clave, como los indultos a militares y policías que combaten el crimen organizado. Su iniciativa busca desmantelar estas barreras, permitiendo un marco legal que priorice la seguridad ciudadana y el desarrollo económico. La eliminación del subsidio al diésel, aunque polémica, responde a la necesidad de reorientar recursos hacia sectores críticos, mostrando su disposición a tomar decisiones difíciles.

Las críticas, lideradas por sectores como la Conaie, señalan riesgos de inconstitucionalidad y polarización. Sin embargo, Noboa defiende que la consulta popular es un ejercicio democrático que dará voz a los ecuatorianos, permitiéndoles decidir el rumbo del país. Su estilo de liderazgo, directo y enfocado en resultados, busca romper con décadas de estancamiento y enfrentar de frente al crimen organizado, un flagelo que ha desangrado a la nación.

La Constituyente de Noboa no es solo una reforma legal, sino una oportunidad para construir un Ecuador más seguro, justo y próspero. En un país con un historial de 20 constituciones, este puede ser el momento de escribir una que verdaderamente represente las aspiraciones de su pueblo.

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