¡Berrinche!

Columnistas, Opinión

Los berrinches son una expresión común en la infancia, donde los niños manifiestan frustración, enojo o ansiedad de manera intensa y descontrolada. Desde una perspectiva psicológica, estos episodios representan una forma de comunicación emocional, ya que el niño todavía no ha desarrollado plenamente las habilidades para expresar sus sentimientos con palabras.

Para controlar un berrinche, es fundamental mantener la calma. 

Los padres deben evitar reaccionar con gritos o castigos, ya que esto puede intensificar la conducta. En lugar de eso, se aconseja validar las emociones del niño, diciéndole que entiende cómo se siente, pero, sin ceder al capricho. Esto ayuda a que el pequeño se sienta escuchado y seguro, reduciendo la necesidad de expresar sus sentimientos a través del berrinche.

Otra estrategia eficaz, es establecer límites claros y consistentes, lo que brinda a los niños una estructura que les ofrece seguridad emocional. Además, enseñar técnicas de respiración u ofrecer distracciones saludables, sera útil para desviar su atención y fomentar el autocontrol.

No obstante, cuando los berrinches son muy frecuentes o intensos, podrían indicar que el niño necesita apoyo profesional. Un psicólogo especializado en niñez puede evaluar la situación, identificar posibles causas subyacentes y ofrecer herramientas específicas tanto para el niño como para la familia.

Por ello, se recomienda a los padres buscar la ayuda de un especialista cuando sientan que no logran manejar las rabietas por sí mismos. 

El acompañamiento clínico no solo mejora el bienestar emocional del niño, sino que también fortalece la dinámica familiar y previene problemas futuros en su desarrollo emocional.

Controlar un berrinche es un proceso que requiere paciencia, comprensión y, en algunos casos, apoyo profesional para garantizar un crecimiento saludable. (O)

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