Medio siglo esperando vía segura

Las familias del Barrio El Progreso, en la parroquia Cunchibamba, viven una situación que se arrastra por más de cinco décadas. El camino de tierra que conecta hacia la antigua Hacienda San Pablo, donde habitan varias generaciones, se ha convertido en un foco de problemas de salud y productividad para la comunidad.
El crecimiento poblacional y el aumento de la movilidad han agudizado la problemática. A diario, decenas de vehículos transitan por esta vía de tierra para llegar a sus viviendas, trasladar productos agrícolas o acceder a los lotes de cultivo de la zona. La consecuencia inmediata es una densa polvareda que afecta directamente a niños y adultos mayores, los grupos más vulnerables.
El polvo no solo repercute en la salud de los moradores, sino también en la producción local. Hortalizas, legumbres y alimentos para ganado y especies menores se contaminan, mientras que los emprendimientos turísticos, que buscaban generar nuevas oportunidades económicas, han visto afectada su imagen por las nubes de tierra que cubren el paisaje.
Ante la falta de atención por parte de las autoridades en los últimos años, los habitantes gestionan ante el Gobierno Parroquial de Cunchibamba la urgente obra alternativa y a la vez a las autoridades del cantón y la provincia. Como alternativa, solicitan materiales como piedra, adoquín o fresado, que podrían mejorar las condiciones del camino mientras se ejecuta una solución definitiva.
“Llevamos más de 50 años esperando un cambio. Queremos vivir en un lugar digno, donde nuestros hijos puedan crecer sin enfermarse por el polvo”, expresó María Masabanda, moradora del sector.
Por su parte, Marcelo Toapanta, productor agrícola, señaló: “Nuestros cultivos pierden valor porque el polvo daña la calidad de la cosecha. Esto no solo nos afecta a nosotros como agricultores, sino también a los consumidores que reciben un producto contaminado”.
Según recuerdan los habitantes, la última intervención de importancia en la vía se remonta a la administración del exalcalde Eduardo Reyes Naranjo (1964-1967). Desde entonces, las tres generaciones que hoy habitan la zona esperan que las autoridades escuchen su clamor y prioricen la obra, indispensable para mejorar la calidad de vida y el desarrollo económico de Cunchibamba.(I)