Constituyente a la vista / Editorial
El presidente Daniel Noboa ha manifestado su intención de convocar a una Asamblea Constituyente, concretando así una de sus ofertas de campaña: la elaboración de una nueva Constitución para el Ecuador. De materializarse esta iniciativa, el país tendría su vigésima Constitución.
La actual Carta Magna, vigente desde hace diecisiete años, es una de las que más ha perdurado en el convulso escenario político ecuatoriano. Surgió como respuesta a una realidad crítica que marcó el inicio del nuevo siglo: crisis bancaria, sucesivos cambios de presidentes, migración masiva, desprestigio de los partidos políticos, y una justicia y órganos de control sujetos a intereses políticos. En este contexto, se creyó que una nueva Constitución era la solución, impulsada por los principios del socialismo del siglo XXI con la oferta de fortalecer la democracia y consolidar un Estado de derechos.
La Constitución de 2008 significó algunos avances en materia de derechos, tanto para los ciudadanos como para la naturaleza. No obstante, los desafíos actuales requieren revisar el marco constitucional. La crisis en materia de seguridad ciudadana, así como los graves problemas en la elección y funcionamiento de las autoridades de control, evidencian el fracaso de entes como el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
Ante este nuevo escenario, la propuesta del Gobierno despierta expectativa, la vía elegida llevará tiempo y esfuerzo, pero esperamos que sea una oportunidad para enfrentar los problemas estructurales del país. (O)