Una COP 25 sin pena ni gloria / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



Han transcurrido apenas dos semanas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima COP 25 celebrada en Madrid y casi ha pasado al olvido, salvo por sus escasos o casi nulos resultados.

Esto se debe a que en concreto no se logró realmente a un acuerdo entre los cerca de 200 países participantes. El objetivo principal era alcanzar un compromiso sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para 2050, lo cual nunca se produjo.

Después de 12 días de negociaciones y otras dos jornadas suplementarias para encontrar una posición común en la Conferencia más larga de la historia en estos temas, terminó postergado una decisión al menos 6 meses, cuando en Bonn se realice un nuevo encuentro que conducirá a la siguiente cumbre de noviembre, la COP26 en Glasgow.

Esta vez no se pudo responder a las expectativas a pesar de la serie de llamados señalando la «necesidad urgente» de actuar contra el calentamiento global, pero una insuficiente voluntad política frenó el acrecentar la atención y la sensibilidad acerca de la necesidad de transformar el actual modelo de desarrollo.

Algo que podría rescatarse es el compromiso de algunos países ricos de indicar su contribución nacional al clima para el próximo año, es decir el compromiso de reducir los gases de efecto invernadero para 2030, fuente del calentamiento global. Esto significaría que, en la siguiente cumbre ningún país debería eludir este compromiso.

En todo caso solo 84 países se comprometieran a mostrar programas de recorte de emisiones en 2020 y entre ellos no están los grandes responsables como Estados Unidos, China, Rusia e India, quienes no dieron señales de compromiso ante este objetivo.

Por ello resulta muy decidora la afirmación del propio Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, quien se declaró «decepcionado», señalando que «la comunidad internacional ha perdido una importante oportunidad de mostrar una mayor ambición» para hacer frente a la crisis del cambio climático.

El punto es que según dicha organización, es necesario multiplicar por cinco los esfuerzos globales si se quiere lograr que el aumento de la temperatura se quede por debajo de los 1,5 grados y multiplicar por tres para que ese incremento no supere los 2 grados.

Lamentablemente si consideramos incluso los planes hasta ahora presentados habrá 3,2 grados de incremento en la temperatura, con consecuencias muy graves para el planeta y sus habitantes.

Los resultados de la COP25 demostraron también la desconexión existente entre los Gobiernos y la comunidad científica, respecto a la urgencia de actuar ante la crisis climática. Esto también tiene consecuencias difíciles de predecir, pues en general se observa que los políticos no toman como importante los estudios científicos en especial si van contra sus propios intereses de poder.

Frente a todo ello, no cabe otro camino que el actuar y no sólo protestar, sino convertirse en agentes útiles y efectivos en la tarea de precautelar el medio ambiente. (O)

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