Un proyecto de producción de cochinilla: Parte II / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión

En la entrega anterior explicamos los antecedentes de un proyecto de producción de cochinilla en la Real Audiencia de Quito en 1972. Se explicó que el proyecto fue impulsado por la Sociedad de Amigo de Quito y que tenía como base las experiencias de producción de cochinilla locales. En esta ocasión, nos acercaremos a los responsables de su aplicación y finalmente dilucidamos si fue o no sostenible a largo plazo.

El proyecto estaba a cargo de personajes con experiencia en el cultivo de la cochinilla. De manera que, fue el corregidor Antonio Texada quien recomendó a Antonio Pástor como ejecutor de la idea. Según él, las razones bastaban, entre estas, ser corregidor de Latacunga y principalmente por su conocimiento de la siembra del insecto en México. Exhortaba que su recomendado era un “sujeto sensato, de buen juicio y reflexión, experto y de sobradas noticias con la carta y descripción que hace bien la inteligencia y posesión que tiene por el tiempo que estuvo en el Reino de México.” (Archivo Nacional de Ecuador ANE, 1792). Antonio Pástor manejaba detalladamente cuestiones como siembra, fechas, tiempo, cuidados del nopal y cosecha de la cochinilla. Y sobre todo su labor estaba en controlar y vigilar que los indios ejecuten el proyecto cumpliendo los lineamientos prescritos.

A pesar de la normativa, los dos corregidores -Antonio Texada y Antonio Pástor-ofrecieron sus servicios y fueron contratados para ejecutar el proyecto. Asimismo, aunque el salario de un corregidor era de 5000 y 8000 pesos anual. Se ve que uno de ellos, Antonio Pástor, afirma que adquiere de “doscientos pesos de dotación con que no soy capaz de subsistir” (Archivo Nacional de Ecuador ANE, 1792). Y recomendó una cantidad adicional de ganancia para sí.

A pesar de las instrucciones, el proyecto no se concretó. El obispo visitó dos lugares de los corregimientos de Riobamba: Guanando y de San Luis. En sus inspecciones determinó que sus pobladores “no quieren sujetarse a dicha instrucción porque están acostumbrados a coger todo el gusano con su tela” (Archivo Nacional de Ecuador ANE, 1792). Uno de los motivos para que el proyecto fracase sería –según el obispo-el incumplimiento de las instrucciones por parte de los pobladores de las comunidades. Antonio Texada escribe “para que meditados los reparos que proponen dichos comisionados resuelva lo que le parezca más útil” (Archivo Nacional de Ecuador ANE, 1792). Como se pudo evidenciar, el proyecto presentó   inconvenientes   en   las   poblaciones   donde   no   podía   acudir constantemente el corregidor Antonio Pástor por su condición de lejanía. Finalmente se puede señalar que, en la realidad se afrontaron problemas que los mismos curas supieron avisar en las cartas. Como se dijo los indígenas no se adaptaban a las instrucciones ya que tenían sus propias formas de cultivar y aprovechar la grana resultado que el proyecto que provino de la Sociedad de Amigos no surtió el resultado esperado. (O)

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