¿Qué me pasa?

Columnistas, Opinión

¿Sientes miedo intenso al estar en lugares públicos o muy concurridos? ¿Te preocupa mucho lo que otros piensen de ti o temes ser juzgado?

Si experimenta sudoración, palpitaciones, dificultad para respirar, temblores o ganas de salir corriendo en estas situaciones, es posible que estés pasando por ansiedad social y/o agorafobia, trastornos que afectan a muchas personas jóvenes.

La ansiedad social, es ese miedo intenso a ser observado, evaluado o humillado en situaciones sociales, algo que puede impedir desde hablar en clase, hasta acercarte a conocer gente nueva o participar en actividades con amigos. 

Esto puede afectar no solo tus estudios, sino también tus relaciones y ánimo. Además, puede manifestarse con síntomas físicos, como enrojecimiento del rostro, tensión o dificultad para hablar, lo que solo aumenta la sensación de angustia e inseguridad.

La agorafobia, es el miedo a estar en lugares donde sientes que no puedes escapar rápido o que te puedes sentir vulnerable al punto de sentir ansiedad, o lo que es peor, un ataque de pánico. 

Muchos jóvenes pueden llegar incluso a evitar salir al centro comercial, subir al transporte público o incluso salir de casa… 

Aunque a veces se confunde con la ansiedad social, la agorafobia está más relacionada con el miedo a perder el control en público. Los síntomas pueden ser muy intensos, incluyendo mareos, sensación de desconexión o ganas de desmayarse.

Es muy importante que sepas, que estas condiciones NO son culpa tuya ni muestran debilidad. Son trastornos de ansiedad que afectan a muchas personas jóvenes y tienen solución. Existen tratamientos con profesionales que te pueden ayudar con técnicas como la terapia cognitivo-conductual, que te enseña a cambiar esos pensamientos negativos y a enfrentar poco a poco las situaciones que te causan miedo.

También aprenderás a utilizar técnicas de respiración, mindfulness o actividades que te ayudarán a sentir más tranquilidad en el momento.

Si sientes que estos miedos afectan tu vida diaria, como tu rendimiento escolar, tu relación con amigos y conocidos, o tu bienestar emocional, considera buscar ayuda psicológica. 

Hablar con un profesional es un acto de valentía que puede ayudarte a recuperar tu confianza, a sentirte mejor contigo mismo ya disfrutar más la vida.

Recuerda, no estás solo. Muchos jóvenes atraviesan lo mismo y con el apoyo adecuado pueden superar estos miedos y vivir plenamente. (O)

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