Metástasis/ Mauricio Calle

Columnistas, Opinión

Camino por senderos bajo un sol soberano y encuentro una mirada llena de esperanza en el rostro de mi ciudad, en donde la vida se gana a golpes de azadón mientras el polvo se levanta mezclándose con el sudor del hombre valiente que nunca abandonará la tierra olvidada.

Camino en un paraíso de cuatro regiones donde el hombre vulnerable ha caído en los engaños de charlatanes, que con sus oscuros intereses manipulan las conciencias, reprimiendo la insurrección, engendrando la injusticia en la sociedad que olvida su mortalidad y elegantemente se visten de soberbia para promocionar rostros falsos maquillados de humildad.

Camino y encuentro a la juventud perdida en una doctrina errada que nubla la razón con mentiras de los improvisados, diseñadores de la perversa estrategia y expertos en oratoria de un macabro discurso lleno de incoherencia, insensatez, traición y alegatos petulantes de ignorancia.

Camino entre volcanes y una selva espesa devastada por la ambición de un circo que festeja mientras escucha los aplausos de su equipo de endebles y lambones, mañosos para arrebatar ilusiones de un pueblo hambriento de paz y sediento de justicia.

Camino y en las esquinas voy esquivando monumentos construidos de argamasa y arrogancia, estilizados para vanagloriarse indolentemente a costillas de la opresión de un pueblo que solo puede respirar una bocanada de aire lleno de fe y valor para conquistar un porvenir con libertad.

¡Camino orgulloso una odisea; me he ganado las cadenas de la persecución y ahora mi alma grita con coraje rompiendo cada eslabón que cede con el calor de mi rebeldía!

¡Camino y mi pisada es fuerte, en cada paso voy sembrando con mi voz que narra historias y mis manos escribirán perpetuamente versos de un idealista, soñador de utopías! (O)

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