Mensajes juveniles / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión


Caretas para cubrir la mueca del tiempo

Que tal amigos lectores. Hemos llegado al finar de un año en nuestra vida y creo oportuno y bueno reflexionar con ustedes sobre aquello que encierra un final de año. He querido tomar y hacerlas mías una palabra que leí en el Diario El Universo del día domingo pasado que decía precisamenté «Caretas para cubrir la mueca de tiempo «.

Mi primera consideración es el descubrimiento que hice al conocer que el tiempo tiene sus muecas y que una de las más grandes es precisamente la que hace, cuando cansado ya expira, dar paso al mismo tiempo pero contabilizado en otro año que decimos nuevo que aguramos sea feliz. Pero lo importante no es tanto la «mueca del tiempo» que siempre es la misma sino la actitud de aquellos que somos sesibles a dicha mueca.

Muchos reciben la «mueca final de 1987», con arrepentimiento pues no supieron aprovechar las «oportunidades» que la vida, para mí que Dios nos ha dado a lo largo del año que fenece. Si somos sinceros descuubrimos que más han sido las oportunidades que hemos tenido para labrar nuestra dicha que aquellas que nos han abierto un camino para la desdicha personal y comunitaria. La familia, el trabajo, los amigos, la vida misma, el tiempo son oportunidades que se nos presentan sin tanto esfuerzo para que nosotros las sepamos disfrutar, pues de eso se trata: de disfrutar en el verdadero sentido de la palabra. Me atrevo a decir que los jóvenes son más afortunados porque todo lo que a ellos se les presenta son «oportunidades saludables», para ir contribuyendo la existencia, el futuro, su historia.

Qué mal deben sentirse aquellos que ante la «mueca final de este año», abrigan sólo sentimientos de arrepentimiento matizados por un firme propósito de «agarrar al nuevo año» de distinta manera, para no desaprovechar lo que se nos presente a su debido tiempo porque toda oportunidad tiene su tiempo oportuno.

Muchos en cambio reciben la «mueca final», con profunda satisfacción porque están conscientes que el año que muere ha sido mejor del anterior y es buen augurio del año que comenzamos. Satisfacción del deber cumplido, satisfacción por haber sido hombres de lucha por la existencia, satisfacción de haber servido, dentro de las limitaciones propias del ser humano, a los semejantes. Para otros el fin de año se constituye en un esfuerzo para colocar «una nueva careta», sobre su rostro. Es la careta que refleja las insatisfacciones sufridas, es la careta de los ideales no alcanzados, es la careta que cubre las irrealizaciones mostrando lo que uno no es, lo que uno siente de verdad, lo que uno no alcanzado, pese a los esfuerzos cotidianos que ha realizado. (O)

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