Ley en el limbo / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

La Ley de Crecimiento Económico está en el limbo. Hasta ahora no existe informe de la Comisión Legislativa y no se sabe si habrá, finalmente, informe para el segundo debate. De existir, no hay los votos suficientes para negar la Ley, en el Pleno de la Asamblea, ni para aprobarla con agilidad.

Todo puede suceder hasta el domingo a la medianoche.

Si resulta negada la Ley, los ecuatorianos nos libraremos de los nuevos impuestos y el Iess seguirá como entidad no dependiente de la Función Ejecutiva. Sin embargo, nos quedaremos con el absurdo anticipo del impuesto a la renta, la compleja trama de retenciones en la fuente y con las deudas impagables de los estudiantes.

Si no se la niega ni se la aprueba, la Ley, sin cambios, entrará en vigencia, con los errores y absurdos que contiene, entre ellos, el impuesto a la ganancia en la venta de inmuebles.

Depende de un milagro que se la apruebe parcialmente. En otras palabras, que exista luz verde para aquello que beneficia al contribuyente, permitiéndole invertir y producir.  

Para el Presidente la situación es crítica. Con la Ley, a pesar de ser defectuosa, recuperó la iniciativa política, después de la paralización de octubre. Si la Asamblea niega su Ley, vuelve al punto muerto en el que se encontraba el domingo, por la noche, en que terminó la negociación televisada con los dirigentes de la Conaie y de otros grupos indígenas.

Ese punto muerto es peligroso. El Gobierno queda expuesto a discutir las propuestas económicas, primero, de la Conaie y, después, de otros sectores. Además, se le cierran algunas puertas del acuerdo con el FMI, bloqueándose algunas llaves de financiamiento.

En la Proforma 2020 no están contemplados los recursos adicionales generados por la Ley de Crecimiento. Aparentemente, no habría implicaciones presupuestarias con la negativa de la Ley. En la Proforma se prevé una disminución en el gasto del orden de los 700 millones de dólares por la revisión del esquema de subsidios, mediante algún mecanismo administrativo y no legal.

Las heridas sociales de la reciente movilización indígena no se han cicatrizado. Podrían abrirse nuevamente, si el Presidente pierde la iniciativa y no logra salir del punto muerto al que está volviendo.

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