La importancia del apego en la infancia / Alejandra Sánchez Psicóloga Clínica

Columnistas, Opinión

El psicoanalista John Bowlby fue quien hablo por primera vez sobre el apego, definiéndolo como la tendencia de los seres humanos a crear fuertes lazos afectivos con determinadas personas en particular. El apego se considera un tipo de relación psicológica y afectiva que se da durante los primeros años de vida con la figura de cuidado principal, que generalmente es la madre, por lo tanto, el apego contribuye de manera decisiva a construir los fundamentos básicos del sentido de seguridad y afecto emocional de cada persona. Los estudios realizados han permitido diferenciar cuatro tipos de apego.

  1. Apego seguro: es el tipo de apego más saludable y representa a un 50% de la población. Los padres son sensibles a las necesidades del niño, la interacción es consistente y altamente afectiva. Podemos ver a los infantes abrirse al mundo de un modo independiente, feliz, seguro y optimista; se sienten validados emocionalmente y con confianza para relacionarse con el entorno. 
  2. Apego evitativo: se da cuando el infante percibe que no puede contar con sus cuidadores para satisfacer sus necesidades y que debe aprender a vivir con un entorno en el cual el afecto es deficiente, se siente poco valorado y, por lo tanto, mejor evita cualquier relación afectiva para no sufrir.
  3. Apego Ansioso: los infantes tienen un fuerte miedo ante la separación, el vinculo entre madre e hijo es inconsistente, en ocasiones las dinámicas son apropiadas y afectuosas mientras que en otras ocasiones la madre es sobreprotectora e intrusiva. Los niños con este tipo de apego desarrollan conductas de elevada inseguridad, experimentan ansiedad porque no saben qué tipo de respuesta van a tener, lo que hace que a menudo se sientan recelosos y desconfiados.
  4. Apego desorganizado: Este tipo de apego se da en las familias donde hay dinámicas abusivas, de maltrato físico, psicológico o emocional. Los infantes se vuelven inseguros, impulsivos y les cuesta confiar principalmente en adultos, debido a las experiencias por las que han pasado. Les resulta difícil confiar, puesto que, las personas que debieron cuidarlos fueron quienes los lastimaron e inculcaron inseguridad, impactando de manera severa en su desarrollo social, cognitivo y emocional en el futuro. (O)

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