Historia repetida / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


En los próximos días se decidirá el aumento salarial para el año 2020. Este proceso confronta las intenciones de empleados y empleadores, en medio de una compleja coyuntura caracterizada por la actual recesión económica y la precampaña electoral del próximo año.

La primera de dos reuniones para definir el salario básico unificado (SBU) tuvo lugar el pasado martes. El Consejo Nacional de Trabajo y Salarios (CNTS), como todos los años, tendrá la tarea de acercar las propuestas de los dos frentes. Por una parte, los empresarios llegan con una posición tajante, a saber, para este sector el próximo año no debería cambiar la remuneración actual de 394 dólares. En cambio, las organizaciones de trabajadores pretenden un incremento que fluctúa entre 20 dólares y hasta del 25% del SBU actual.  

La valoración del trabajo siempre será una tarea difícil. Marx pensaba que el valor de una mercancía estaba determinado por la cantidad de trabajo que era necesario para producirla, es decir, el esfuerzo físico y mental empleados para transformar las cosas. Mientras que la visión capitalista, cree que el trabajo es una mercancía y su valor es igual al tiempo necesario para producirla.

La visión de las dos partes es compleja. El Instituto Nacional de estadísticas y Censos (INEC), en su Informe Ejecutivo de las Canastas Analíticas: Básica y Vital de noviembre 2019 dice que la Canasta Familiar Básica alcanza un costo de 715 dólares, en tanto que la Canasta Familiar Vital, llega a los 504 dólares. A primera vista los trabajadores que reciben el SBU no podrían alcanzar por los menos la canasta vital. En este caso, el incremento estaría justificado. Los empleadores por el contrario aseguran que el 2020, el Presupuesto General del Estado (PGE) estima una tasa de inflación del 0,84% y que el Producto Interno Bruto (PIB) decrecerá el 0,2%. Estas condiciones no permiten alzas salariales y en caso de producirse obligaría a cerrar puestos de trabajo.

Como sucede cada año, la falta de consenso de las partes, hará que el Ministerio de Trabajo fije el nuevo sueldo. Esta es una historia repetida, pero el gobierno debería hacer algo más que simplemente fijar la remuneración, por ejemplo: crear las condiciones para que las dos partes tengan más ingresos. (O)

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