Guerrillero o Títere / Edison Narváez Z.

Columnistas, Opinión

Como es posible que un analfabeto de principios pretenda regular la cotidianidad de los ecuatorianos; conduciendo a un ingenuo pueblo indígena a la protesta violenta, tomándose pozos petroleros, sitiando las principales ciudades del país, obligando a la población a no trabajar. Como es posible provocar un estallido social y entorpecer el trabajo de un país que está saliendo lentamente de un shock económico heredado del correísmo y de la pandemia.

Evidentemente, los ecuatorianos sensatos sabemos quiénes están detrás de este líder indígena, sabemos quiénes financian y arengan el derrocamiento de un gobierno que se ganó su derecho democráticamente en las urnas y que a lo largo de esta jornada de protesta violenta ha dado muestras de buena fe y apertura al diálogo.

Un Ecuador que quiere paz, que quiere trabajar; de pronto se ve sorprendido por un comunista frustrado, dirigente de un pueblo indígena noble y respetable, que representa el 7% de la población ecuatoriana, no se merece una representación tan vil y oportunista que pretende obtener lo que quiera por la fuerza y el terror. Sin duda esta falacia ha generado un rechazo de parte de la sociedad urbana.

La estrategia establecida por el señor Iza, o más bien por sus mentalizadores ha sido la de un guerrillero, planteando 10 puntos para negociar con el gobierno, pero prolongando el conflicto, reclamando un trato violento de la fuerza pública; cuando todos sabemos la actuación prudente, tolerante y profesional de la policía y ejército. Todo fue puramente político, detrás había el proyecto de derrocar a un gobierno que ha incautado toneladas de droga en tan poco tiempo.

Finalmente, los amigos de este guerrillero criollo o títere, ha sido apoyado por sus amigos de Unes, que el viernes anterior dejaron sus cargos de asambleístas a disposición para que se adelanten los comicios generales del 2025; desafortunadamente para ellos no tuvo eco en la Asamblea.

Cuanto daño económico ha causado al país este “movimiento pacífico” con acciones vandálicas y violentas, mentalizadas desde Bélgica, solapados en diez pedidos contradictorios. Solo la virtud de la tolerancia del mandatario Lasso y la energía de una sociedad exigiendo paz y trabajo pudieron encausar al país hacia donde todos los ecuatorianos mestizos e indígenas queremos: el orden, la paz y el trabajo digno.

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