Familia celebra a la Virgen de La Merced y San Jacinto

Una vibrante muestra de sincretismo cultural se vivió recientemente en el barrio Las Mercedes de Santa Fe, Cuatro Esquinas de la Parroquia Atahualpa, donde la devoción católica y la tradición andina se entrelazaron en una fiesta llena de música, danza y gratitud.
En una jornada donde el cielo sirvió de testigo, la comunidad se vistió de gala para rendir homenaje a sus patronos, la Virgen de la Merced y San Jacinto. La familia Quinapanta Ichina, designada como los priostes de este año, lideró una celebración que desbordó en expresiones de fe y arraigo cultural, demostrando la vitalidad de las tradiciones que se transmiten de generación en generación.
El evento fue una manifestación palpable del sincretismo que caracteriza a las festividades andinas. La jornada comenzó con actos litúrgicos en la iglesia local, cuya fachada fue bellamente adornada con un imponente arco floral dando la bienvenida a los fieles. Sin embargo, la solemnidad del rito católico pronto dio paso a la explosión de alegría en las calles.
El sonido de la banda de pueblo, con sus instrumentos de viento y percusión, marcó el inicio de la procesión y el baile. Las comparsas de danzantes se convirtieron en el centro de atención, luciendo trajes de una enorme riqueza visual. Los hombres, con sus sombreros, camisas bordadas y los tradicionales zamarros, portaban estandartes con máscaras que representaban la dualidad del bien y el mal, mientras que las mujeres, con sus faldas plisadas de vivos colores y elegantes chales, giraban al compás de la música.
Uno de los elementos más representativos fue el «castillo», una estructura adornada con frutas, panes, billetes y otros obsequios. Este símbolo de la abundancia, cargado por los devotos, representa la gratitud a la tierra y a los santos por las cosechas y el bienestar recibidos durante el año. (I)