El pesquisidor Francisco de Bobadilla. 1500 /Pedro Reino

Columnistas, Opinión


Los pesquisidores no tienen la mejor fama. Sin embargo, por definición resultan interesantes. La palabra tenía vigencia en la época colonial porque un pesquisidor era todo un personaje que tenía que viajar a América para tomar una importancia de juez. Miremos el concepto: “es el que pesquisa, ve, husmea, indaga, busca, olisquea, examina, pregunta, averigua, escruta, fisgonea, inquiere, sondea, inspecciona o rastrea. Esta expresión se puede usar como sustantivo. Sustantivo masculino. Juez que se enviaba para realizar para hacer de manera jurídica alguna pesquisa de un delito.”(Wikipedia)

Frente a una serie de contradicciones y ante la conmoción y sorpresa de los peninsulares, de que Cristóbal Colón había dado con tierras extrañas y que había llevado muestras de su descubrimiento: indios e indias desnudas, loros, frutas y objetos desconocidos. Y ante las noticias que también no se dejaron de expresar,  que Colón y sus hermanos y allegados estaban cometiendo los mayores abusos en sitios que podían pasar a ser prósperas colonias, “enviaron a La Española al pesquisidor Francisco de Bobadilla, un oficial con fama de íntegro y severo, para que averiguara lo que estaba ocurriendo y, si fuera necesario, administrara justicia. Bobadilla desembarcó en Santo Domingo el 23 de Agosto de 1500. Lo acompañaba una tropa de quinientos hombres y unas docenas de indios anteriormente esclavizados por Colón a las que los reyes devolvían la libertad.” (Eslava Galán, La Conquista de América contada para escépticos, p. 140)

Pero vamos a contarles esta historia saliéndonos de la seriedad de la “historia formal”. Esto quiere decir que, como enviado, fue el hombre justo que llegaba a salvar a los indios. Resulta que Francisco de Bobadilla, o más propiamente Francisco Fernández de Bobadilla, que nació en Bobadilla en 1448, era hermano de doña Beatriz Fernández de Bobadilla, quienes estaban estrechamente vinculados a la corte, con una injerencia que es de suponer por el siguiente dato, que es mucho más decidor. Digamos focalizando de otro lado que Francisco Fernández de Bobadilla era tío propio de una de las muchachas más bellas de los palacios reales, llamada también Beatriz, pero apellidada como de Bobadilla  y Osorio. ¿Y qué poder tenía esta bella muchacha? Pues la propia reina Isabel tuvo que casarla y desterrarla de su presencia porque sabía lo que no quería decir: que era la amante de su marido el rey Fernando. La muchacha fue confinada a vivir en las Islas Canarias, en una isla llamada La Gomera, por donde pasaba Colón en cada viaje, convertido también en amante de la bella Beatriz que había enviudado pronto, puesto que habían asesinado a su esposo.

Este no solo es un caso para estudio de sicología social, sino que nos lleva a tratar de entender los enredijos humanos de los cuales se desprende el accionar público que no nos presenta la historia formal. Veamos: los reyes envían a un tío calificado de “hombre justo”, más por la historiografía que por las convicciones de los reyes por separado. Yo creo que lo mandaron más bien por “compromiso” y por un secreto cálculo de venganza, pues pasó a ser un poderoso señor designado “Gobernador general de las Indias”, desde 1500 a 1502, año que falleció en el mar atacado por los ciclones y la tempestad de un mar para él desconocido. Ser tío de la amante de Colón, habría sido una razón para que reivindicara su orgullo herido. Sería la Reina, quien buscara una sutil venganza de reivindicación del honor del tío. Francisco de Bobadilla era un enviado para que pusiera en orden el machismo de Colón con su sobrina.

Atando cavos, estimo que aquí encajo mi comentario con lo que dice Eslava Galán “Bobadilla no se anduvo con cortesías. Mostró sus credenciales a Diego, se instaló en la casa de los Colón, liberó a unos presos que estaban a punto de ser ahorcados, y confiscó dos arcas del almirante, que estaban cerradas y tenían algún oro y papeles diversos.” Hay otros argumentos de por medio, como eso de haber ocultado las cifras exactas de oro y perlas recaudadas, para no dar lo que correspondía al quinto real. Por ello, a pesar de que los Colón quisieron utilizar a la población sublevándola contra Bobadilla; éste los tomó como rehenes y “los devolvió a España como reos de delito”. (Eslava, p. 141)  (O)

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