EL IMPACTO DE REGRESO A CLASES DESPUES DE LA PANDEMIA. / Aracely Silva Cadmen

Columnistas, Opinión

La pandemia del COVID-19 ha producido enormes consecuencias en el sistema educativo ecuatoriano.  El regreso a clases crea un gran impacto en la sociedad y comunidad educativa luego del confinamiento que tuvimos que pasar. Recordemos que la pandemia afecto la educación en todos los estratos sociales, pero de manera principal en los más vulnerables; pues en su mayoría, no existía control en cuanto a televisión no educativa, juegos, vigilancia de tareas, horarios, responsabilidades en casa, así como la violencia dentro de algunos hogares creció.

 El retorno a las aulas permitirá a los niños, adolescentes y jóvenes a reencontrarse en sus círculos de amistad, y nuevamente disfrutar del necesario contacto humano. En este sentido, es trascendental el papel que juegan las autoridades educativas, pues deben estar preparados para recibirlos nuevamente en las aulas, tomando en cuenta, recursos económicos, infraestructura, bioseguridad, personal educativo entre otros, todo con la finalidad de que se cumpla al máximo con una educación de calidad luego de mucho tiempo de aislamiento.

Tenemos la esperanza de que este regreso a clases de manera presencial llene los  vacíos en la parte pedagógica y sobre todo ayude a mitigar diversos estados emocionales que surgieron en esta época. No es novedad que no solo a los estudiantes cause sentimientos encontrados, pues luego de un largo encierro el volver a tener ese contacto y estar acostumbrado a un sistema virtual, resultará un poco difícil el regresar a esta rutina.

Padres de familia que ya organizaron su trabajo, actividades cotidianas en esta pandemia, les resultará un poco complejo, otra vez reorganizar diversas acciones y recursos que bien o mal estaban reservados; así como el involucramiento en el desempeño escolar de los hijos; el generar hábitos nuevamente les costará un poco de trabajo y no solo a nuestros hijos sino a la familia entera.

Debemos apoyar integralmente a nuestros hijos en este proceso educativo, priorizando su salud y desarrollo socioemocional, fortaleciendo programas que nos involucren como padres en la educación, así como a toda la comunidad educativa. 

El apoyo de la familia es primordial en este regreso a clases, pues nuestros hijos aprendieron en casa a priorizar experiencias de aprendizaje, la mayor parte en el aérea afectiva, pues tenían el acompañamiento o control de un familiar; no permitamos que este retorno a clases, dañe el laso que se creó en la familia.

Vamos todos hacia un mismo fin, ser parte de una educación integra y de calidad para nuestros hijos, priorizando la parte afectiva y emocional.

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