La UNE y la ley sin dinero / Leopoldo H. Vega Cuvi

Columnistas, Opinión


Soy un Bachiller Normalista, que laboró desde el Páramo en Escuela Unitaria, hasta una Dirección Nacional en el MEC, pasando por Escuela Completa, planteles de Nivel Medio, la Universidad y función de Supervisión, durante 42 años.

Durante ese tiempo, pasamos por varias huelgas del Magisterio, siempre en busca de que se nos mejoren los miserables sueldos que nos permitían sobrevivir. Dos y hasta tres meses permanecíamos en la lucha. Jaime Roldòs prácticamente nos duplicó el sueldo, pero conseguir que el Legislativo apruebe una Ley DEBIDAMENTE FINANCIADA, para que nos otorguen el Subsidio de Antigüedad, fue la más fructífera pelea. Y fue liderada por un humilde profesor que ni saco tenía, pero que llegó a legislador en agradecimiento del magisterio, y sé que ahora es un exitoso empresario de casimir inglés y zapatos y corbata de marca.

Hoy los profesores están luchando por una Ley que tiene varias cosas buenas y a las que nadie puede oponerse: restituir el Bachillerato por especializaciones; que se recupere la posibilidad de que los estudiantes sigan la carrera de su agrado y no la que le impongan; que se pague la deuda con el IESS, y algo más. 

Pero lo que no me parece prudente ni real, es que se pelee por imponer una Ley demagógica, que dejaron la Legislatura y el Gobierno anterior, mediante la cual se debe subir el sueldo de los Profesores (que bien merecido lo tienen), pero que no hayan fijado de dónde va a salir el dinero para cumplirla. O que se obligue a una jubilación prematura, que causaría la debacle del IESS, que ya se encuentra en agonía y que parece que no entiende quienes la solicitan.

Bien por la lucha, pero se debería analizar correctamente lo que se solicita, para no caer en la misma demagogia de los que los engañan.

Y, de paso, pedir que se restituyan los Establecimientos Centenarios, como el “Bolívar” de Ambato o el Normal “Juan Montalvo” de la capital, por ejemplo. O que el IESS cobre algo por atender a los hijos de hasta 18 años o a toda la familia de un solo afiliado en el Seguro Campesino.

Es lo que pensamos varios ciudadanos, aunque no sea del agrado de los huelguistas. (O)

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