Caos mágico: un cuento corto de navidad para niños / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Desde siempre los cuentos, al igual que los mitos de distintas culturas, nos han transmitido aquellas enseñanzas necesarias principalmente para nuestros primeros años de vida.

A través de ellos pudimos comprender cosas tan importantes como la lucha entre el bien y el mal, la búsqueda de nuestra identidad, el propósito de la vida, la superación de obstáculos y tantas otras invaluables lecciones. Seguramente todos recordamos aquellas maravillosas historias que nos contaban en nuestra niñez, antes de dormir. 

Resulta curioso que, en un mundo tan materialista y cambiante como el nuestro, este tipo de narraciones se mantengan prácticamente sin variaciones y hoy las podamos encontrar en cualquier época o cultura.

Ya que la Navidad se acerca, hemos querido traer un cuento de la periodista Azucena Zarzuela, titulado Caos Mágico:

“Tan solo faltaba una semana para la noche de Navidad y aún quedaba mucho trabajo por hacer. En el Mundo de Fantasía se seguían recibiendo cartas con peticiones para Papá Noel. Todos estaban dando lo mejor de sí mismos, pero el calendario marcaba en rojo el día 25 de diciembre y los nervios hacían pensar que no iban a llegar a tiempo con todos los regalos empaquetados.

Mamá Noel vivía al borde de un ataque de nervios. Por sus manos pasaban cientos de cartas a la hora; cartas que ella debía distribuir entre duendes, enanos, hadas, gnomos y elfos para que encontraran en el almacén mágico el regalo solicitado. Después este sería incluido en el saco mágico con el que Papá Noel surcaría el cielo montado en el trineo que debía conducir el reno Rudolf.

Todos estaban agotados, apenas tenían fuerzas. Todo el Mundo de Fantasía estaba lleno de celofán de colores, cajas de diferentes tamaños, cintas brillantes, purpurina… ¡reinaba el caos! las hadas apenas podían revolotear ya que llevaban días, incluso algunas semanas, sin dormir. Los enanos no recordaban un trabajo tan duro, ni cuando en los cuentos tenían que trabajar en la mina. Todos empezaban a pensar que los niños ya no sabían imaginar, porque cada año pedían más regalos.

Papá Noel sabía que no podía decepcionar a los más pequeños de las casas. Así que se le ocurrió una gran idea. Reunió a todos los habitantes de Mundo Fantasía en la Gran Plaza de los Sueños. Les hizo mirar al cielo y proyectó sobre las nubes las caritas de todos los niños del mundo mientras se escuchaba la risa de estos.

Al instante las fuerzas volvieron a los duendes, enanos, hadas, gnomos y elfos que rápidamente emprendieron el trabajo. Todos habían comprendido por qué trabajaban tan duro. Y es que, la ilusión de un niño es lo que mantiene vivo al Mundo de Fantasía, a ella le debe su existencia. Se dieron cuenta de por qué hay que fijarse siempre en las pequeñas cosas, porque son los gestos más sencillos los que más ilusionan.

¡Ahí radica la magia! ¡Ese el verdadero espíritu navideño!”. (O)

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