Ahora que nos faltan siete… / Diácono Garibaldi Buenaño M.

Columnistas, Opinión

Hilvanar unas cuantas frases se hace difícil cuando las ideas se agolpan en la mente empujadas por la emoción y el corazón se convierte en yunque golpeado por el dolor, ahora que nos faltan siete…

El actor principal del dolor que vivimos es “Guacho”,  asesino de los soldados de la Infantería de Marina:  Luis,  Jairon,  Sergio y Wilmer,  y de los periodistas Javier, Paúl y Efraín.  Se dice que no es ecuatoriano,  sino colombiano;  Colombia calla.  Vil y cobarde si,  al asesinar a tres hombres encadenados,  demostrando que si pertenece a la raza humana,  él y sus cómplices están más abajo que el tacho de la basura.

Había dicho días atrás,  desde la cátedra sagrada,  el altar,  que no seamos indiferentes ante el problema que viven nuestros compatriotas de la frontera norte,  que era necesario ponernos en los zapatos de los que sufren, incluyéndonos con nuestros pensamientos,  nuestro afecto y sobre todo,  con nuestras oraciones, porque al hacerlo nos ponemos en consonancia con los grandes intereses nacionales,  con mucha mayor razón cuando estas semanas hemos vivido experiencias dolorosas… ahora que nos faltan siete…

Me viene a la mente la tristeza de Jesús que mira Jerusalén,  capital de su nación,  dividida y desolada,  como hoy los ecuatorianos miramos nuestra patria en guerra contra el narco terrorismo,  convencida que la mentira y la violencia nunca son caminos para el desarrollo,  la unidad y la paz,  menos cuando hechos inhumanos nos llevan a vestirnos de luto consternados y llorosos  por los que partieron a la otra orilla.

En la historia que no se detiene estás tú,  estoy yo,  estamos todos poniendo lo mejor de nuestro talento para salir de los graves problemas que nos aquejan,  porque es deber de cada uno pensar primero en los otros,  para evitar sacrificios innecesarios de valiosas vidas humanas como hoy.

El arrogante que calificaba a los medios de comunicación de “prensa corrupta” porque no estaban alineados con su pensamiento,  y a nosotros los periodistas,  “corruptos” “vende patrias”  “traidores”  “cloaca con antenas”,  no tiene autoridad moral para enviar por redes sociales “mi abrazo solidario a la familia…de los periodistas asesinados”, porque para él las FARC no eran terroristas asesinos,  sino “simples insurgentes”,  afirmación que repetía a tono con Hugo Chávez,  hoy difunto.

!Qué triste está la Patria nuestra,  triste por tu partida… Hoy más que nunca! Ahora que nos faltan siete… (O)

 

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