“Crónica de una tragedia anunciada” /  Gabriel Morales Villagómez

Columnistas, Opinión

 

Me permito parafrasear el título de la novela “Crónica de una muerte anunciada” del colombiano universal, Gabriel García Márquez, premio nobel de literatura, para referirles del profundo dolor y la frustración que deja entre nosotros la muerte de los tres periodistas del diario El Comercio.

El 26 de marzo pasado, luego que se conoció el secuestrado del equipo periodístico de diario El Comercio, sus familiares, compañeros comunicadores, activistas políticos, los medios de comunicación, gremios, personalidades del mundo entero, rechazaron contundentemente el secuestro y el trato inhumano a  los secuestrados. No descansamos en pedir a los gobiernos ecuatoriano y colombiano hagan hasta lo imposible para que los secuestradores, los retornen con vida a su núcleo familiar.

Al día siguiente del secuestro los familiares y periodistas del Diario El Comercio convocaron a los ciudadanos a vigilias de oración y de lucha en la Plaza de la Independencia, igual se hizo casi en todas la provincias del Ecuador, para solidarizarse con las familias de los secuestrados y exigir su pronta liberación.

El día miércoles 11 de abril acudí hasta la Plaza Grande para participar en la vigilia. Hacía mucho frio, llovía copiosamente sobre la Capital. Los familiares, amigos y periodistas estuvieron antes de las siete de la noche, nos concentramos  frente al palacio de gobierno.

Es la misma plaza en donde se han dado tantos hechos trascendentales de la historia ecuatoriana, gestas de dignidad unas, otras de oprobio y vergüenza. Es la plaza de las caídas de los gobiernos corruptos, es la Plaza de los hermanos Restrepo, la de los familiares de los desaparecidos y en esa misma plaza también, durante el gobierno anterior, se acogió a los guerrilleros y activistas revolucionarios de izquierda que acudieron a los encuentros Latinoamericanos Progresistas.

¡Esta plaza ahora es nuestra! Antes de iniciar la vigilia hacemos una oración, un familiar agradece por toda la solidaridad y pide que no se descanse ni se les olvide, hasta que los tres compañeros retornen con vida. -Qué Dios ilumine al Gobierno para que pueda tomar las mejores decisiones- Que los traigan con vida.

La vigilia es esperanzadora, hay familiares que lloran, se abrazan, se dan ánimos.  Ahora llegaron con sirios, tambores y carteles, las consignas, los gritos salen del corazón y fluyen con fuerza. -¡Nos falta tres, qué vuelvan ya! -¡Por el Paúl, por Efraín…por el  Javier,…nadie se cansa. ¡Vivos se llevaron…vivos los queremos!

En un momento guardan silencio y surge una conversación entre familiares y periodistas y entonces nos enteramos y nos damos cuenta que los ministros del interior, de relaciones internacionales y de defensa, que manejan la crisis no tienen ni idea de lo que deben hacer, hay comentarios, hay críticas y  recomendaciones y compromisos para acudir solicitando intervenga la iglesia, los derechos humanos, la cruz roja internacional y que reemplacen al Comité de crisis.

Los familiares, los periodistas, la ciudadanía, hicimos todo lo posible en la medida de nuestras circunstancias para que ellos retornen con vida. El gobierno nos deja un sabor amargo, a falta de transparencia y  competencia para haberlos traído con vida.

El presidente de Colombia Juan Manuel Santos ha quedado como un mal vecino,  manipulador  En todo momento negó que los secuestrados se encuentre en territorio colombiano, y trató el tema como un asunto de delincuencia común interna del Ecuador, hasta nos han convencido que guacho es ecuatoriano.

El gobierno debe reconocer sus errores y deshacerse de los ministros incompetentes, unir al país y enfrentar juntos estos duros momentos.. (O)

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