Ya tengo 18 años papá / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas

Papá, ya cumplí los 18 años decía mi hijo con una carita de enorme alegría y con una inocencia sutil de un niño que ve en los 18 años el inicio de una etapa de desprendimiento, jolgorio, jarana, juerga, bulla, algazara y discoteca con drogas. Querido hijo, en realidad llegar a los 18 años, no es eso, llegar a los 18 años implica muchas responsabilidades, deberes  que  cumplir, deudas por pagar, trabajos por realizar, derechos por reclamar y juramentos por plasmar. De los 18 años en adelante, si rompes con las costumbres y normas morales sociales, delinques y te encuentran culpable de un quebrantamiento de las leyes, deberás tú ya no papito o mamita, responder ante las autoridades judiciales civiles y penales.

A los 18 años deberás  asumir con madurez y responsabilidad tus compromisos con la sociedad, deberás cultivar la autonomía, libertad e independencia. Pensar en trabajar denodadamente  y tomar consciencia de tus  actos frente a tú familia y la comunidad debería ser una opción inmediata de vida sana.

Querido hijo, llegar a los 18 años implica continuar con un proceso de desarrollo cerebral que lo iniciaste dentro del claustro materno, tu cerebro sabe que debe capacitarte en técnicas de autocontrol, disciplina, autorregulación, control de impulsos y te enseñará a  vivir en libertad, confraternidad, respetando la diversidad y tolerando las discrepancias.

En ésta fase completarás la estructura de tu personalidad, tu identidad, temperamento, conducta, comportamiento; tú yo psíquico se verá cada vez más fortalecido y dinámico.

A los 18 años deberás comenzar a utilizar más seguido el área cerebral de Toma de Decisiones, el diablito y el angelito de tú consciencia se te activará más a menudo para tentarte a hacer o no hacer determinadas cosas cotidianas.  El diablito te dirá vive la vida pelado o chulla vida, en cambio el angelito te dirá vive la vida con responsabilidad, con cautela, con amor, disciplina  y solidaridad.

A los 18 años, deberás levantarte sólo.  Ya no deberás esperar  que papito, mamita o el michu te recuerden tus responsabilidades cotidianas.

A los 18 años, hijito mío,  recuerda que te quiero mucho, que te amo, que eres la razón de mi inspiración y el motivo de mi perseverancia laboral. A pesar de que has cumplido 18 años, estaré junto a ti para ayudarte a soñar y a plasmar; para enseñarte a reír y acompañarte a llorar; para ayudarte a cumplir tus responsabilidades no para dártelas haciendo.  Hijito, es verdad que tú cumples los 18 años y naces a la sociedad, pero recuerda que yo cumplo los 60 y ya debo rendir cuentas a la sociedad en la que tú te quedarás a vivirla. Te amo. (O)

 

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