Una madre espera la cabeza de su hijo

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Guayaquil, (EFE).- Las dantescas imágenes que circulan por redes sobre la matanza del martes en una cárcel de Guayaquil dejan espeluznantes testimonios humanos como el de Marlene Palma, una madre que ayer viernes esperaba junto a una morgue municipal la restitución de la cabeza de su hijo.

«Yo ya entré. Lo que pasa es que no encuentran la cabeza para entregarme el cuerpo, porque lo decapitaron y lo quemaron. Entonces estoy esperando el cuerpo. Ya entré y ya me ayudaron», contó a Efe esta mujer del sur de Guayaquil, con un sorprendente tono sereno que contrasta con la dramática situación que vivió su hijo en prisión.

Palma asegura que los facultativos y psicólogos la «han tratado bien» y que de la reyerta ocurrida el martes en la Prisión del Litoral, donde murieron 118 reos, se enteró por uno de los tantos y escalofriantes vídeos que han circulado por internet de cabezas decapitadas.

«Solo en este Ecuador (ocurren) estas cosas, porque en otros países no veo que existan», afirma la progenitora mientras deambula a las afueras de la morgue, lugar de peregrinaje para cientos de personas que aún buscan a sus seres queridos de aquella masacre.

A su hijo, dice esta mujer de unos 70 años, «lo mataron en la segunda (ola), el martes de madrugada (sic, en realidad el ‘miércoles de madrugada’)». Estaba, en el fatídico pabellón 5, donde se encontraron la mayoría de los cuerpos.

Esa misma noche, durante los primeros enfrentamientos, cuenta Marlene, su hijo había llamado a su mujer para decirle: «Estoy bien mami, estoy escondido. Dile a mi mami que estoy bien, que se esté tranquila. Estoy herido porque tiraron granadas, pero leve».

Pero, agrega, «ya de ahí me avisaron al siguiente día que estaba muerto y que le habían decapitado. Le metieron unos balazos, pa pa pa, ya muerto le tiraban balazos».

El hijo, de 30 años y cuyo nombre no reveló, cumplía una condena de tres años por robo. «Era su primer delito», afirma, y ya había cumplido dos años.(I)

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