Una horca en la plaza de Ambato. 1698 / Pedro Reino Garcés

Columnistas, Opinión

Ha sido muy grato concurrir a la presentación del libro “Apuntes Útiles y Curiosos de don Juan León Mera”, publicado por la Universidad Andina Simón Bolívar, 2022, bajo la autoría y ejecutoría de abogado e historiador Álvaro Mejía Salazar. El acto se dio este viernes 25 de Noviembre de 2022 en la Quinta de Mera, en el marco de rememoración del Himno Nacional, organizado por el GAD Municipalidad de Ambato.

Extiendo mi agradecimiento en nombre de la ciudad y provincia a la que represento, a quienes generosamente han contribuido con la investigación y lujosa edición de este libro de 340 páginas, y nos han enriquecido la bibliografía de la intelectualidad regional. Fue muy importante la presencia de su Rector, Dr. César Montaño (y directivos de la Institución), que hizo mucho énfasis en la impresión  de libros para beneficio  de la democracia sustentada en la cultura del pueblo.

Ávidamente me he sumergido en la lectura del ejemplar que indica el método autodidacta de don Juan León y la toma de datos que iba registrando para futura utilidad de sus obras. Bien  vale tomar este apunte que rige con su vigente mensaje: “El que habla mucho, aunque hable bien, será hablador; y es dificultoso que hable bien si habla mucho”.- Campany, Filosofía de la elocuencia, “de la concisión”… “Con pocas palabras se manifiesta la grandeza del ánimo. Hablar poco y decir mucho es decir más de lo que se habla, es valentía y excelencia del entendimiento”.

En lo que atañe a intereses históricos, don Juan León ha dejado apuntado lo que ha visto por sus actas, “hechas en esos días” sobre el terremoto de 1698. “El jueves 19 de julio de 1698, como a la una de la mañana, fue el sacudimiento tan fuerte que  <en dos vaivenes no quedó templo, casa ni choza que pareciese haberlo sido>, quedando sepultadas  bajo las ruinas muchas familias enteras…fueron 556 españoles y 1160 indígenas”.

Vino después la reubicación del poblado quitándoles las tierras a los indios de Quisapincha que estaban asentados en el sitio más alto llamado San Bartolomé (que no hay que confundir con Pinllo). Comenta don Juan León: “En este estado los indios de Quisapincha representaron oponiéndose a la traslación del lugar y quejándose del maltratamiento de los españoles y de sus inauditas violencias, especialmente de don Cristóbal del Cid, quien, según los indios aseguraban, había hecho levantar en media plaza una horca para colgar en ella a los caciques y demás indígenas que no contribuyeran a la nueva fundación. Estos indicaban las llanuras de Isamba para el efecto o pretendían que los españoles se retirasen a Mocha, en donde fue su primitivo asiento…” (p. 264).

No es nada nuevo en Ambato donde se canta que “nunca hasta Ambato llegará la mala suerte/ si es de pelear pelearemos con la muerte…/ Esto resulta de la inspiración del lirismo desinformado de la historia, impulsado, difundido y ejecutoriado por las castas de poder  que han dejado la impronta de homenaje a don Cristóbal del Cid, dentro de la  monumentalística urbana. 

Saber que después del primer despojo fundacional,  se produjo el despojo telúrico y se rubricó con la horca a los sobrevivientes indígenas, para enorgullecernos de resilientes, me parece una herencia aberrante, paranoica e indignante que manejan los operadores ideológicos, los que no han sufrido el trauma, y que no sienten el haberlo vivido. Imaginémonos cantando un Altivo  ambateño, delante de los indios colgados como banderas al viento.

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