Una festividad agridulce

Columnistas, Opinión

La fiesta  de la fruta y de las flores, lleva consigo el ambiente de regocijo y recuerdo imperecedero del altivo ambateño, quien se levantó de las ruinas de una ciudad destruida por el fatídico terremoto del 5 de agosto de 1949.

Coincide con el feriado de “carnaval” y el deleite es masivo debido al jolgorio de turistas nacionales y extranjeros, quienes se ven maravillados con la elegancia y decoración de los carros alegóricos cuyos diseños exclusivos año tras año, tienen representaciones muy particulares.

Estuvimos acostumbrados desde años atrás a vivir esta fiesta como la mayor referencia de nuestra tierra, sin embrago este año fue particular ¡ya no tuvimos la plaga del COVID 19! sino otro tipo de daño, algunos especialistas creen que es lo peor que  le puede pasar al Ecuador, el fenómeno de la inseguridad por el crimen organizado, está presente y fragmenta recursos  humanos, financieros, turismo, producción y presenta el rostro deslucido hacia diversos sectores.

Es verdad, nos indican que los  hoteles apenas se coparon en un 50% de su capacidad instalada, lo cual es un  indicador que demuestra que no hubo visitantes a los mercados, ni a los museos, ni exposiciones y, claro como no tuvimos desfile ni ronda nocturnal, que son atractivos principales de esta festividad, es como que no hubiésemos tenido fiesta.

Entiendo que las decisiones para llevar a cabo programas que involucre concentración de personas es autonomía de  cada ciudad y, está bien, quien sino, el propio ciudadano conocedor de su entorno puede tomar decisiones a base de un contexto histórico y sus tendencias para realizar o no programaciones.

Por el momento tenemos un feriado que impidió  el resurgir de varias empresas del centro del país, pero esperamos que con una buena voluntad de los gobiernos seccionales, representantes de las cámaras de la producción, presidentes de barrios, del gobierno central, se trate de re editar esta festividad para fechas venideras, a fin de continuar con nuestra tradición y esperar que la dinámica económica de nuestra ciudad favorezca a diversos actores; tanto, diseñadores, confeccionistas, comerciantes, costureras y en general gran número de profesionales, estaremos esperando un desfile que concuerde con un día de asueto (ojalá a nivel nacional) a fin de generar un sostenimiento de la economía local. (O)

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