Un país sin rumbo / Juan Diego Valdivieso Rowland

Columnistas, Opinión


Por causa del bicho, Ecuador es el país con más casos confirmados y muertes per cápita en América del Sur. El ministro de Finanzas, Richard Martínez, dijo en cadena nacional el domingo 12 de abril que Ecuador tiene 5 restricciones para enfrentar esta crisis: 1) No tiene espacio fiscal; 2) No tiene ahorros; 3) No tiene reservas internacionales suficientes; 4) No tiene acceso a mercados internacionales; y 5) No puede expandir el crédito sin dólares.

Sin embargo, sorprende ese anuncio porque el 23 de marzo, Martínez señaló que debido a que el 24 vencía el plazo para pagar los bonos Global 2020, “debemos transferir cerca de USD 320 millones para acceder a 2 000 millones de manera inmediata para acceder a fuentes de financiamiento que tenemos ya gestionadas hasta este momento”. Es evidente la inconsistencia entre ambos anuncios.

Según un artículo del Instituto Internacional de Estudios Sociales (BLISS) de la Universidad de Rotterdam, los problemas en el sistema de salud han sido exacerbados por las medidas de austeridad como parte del acuerdo con el FMI y otras multilaterales.  El gasto en salud pública se estabilizó en 2.7% del PIB en 2017 y 2018, y luego cayó levemente a 2.6% en 2019. Sin embargo, el colapso de la inversión pública en el sector salud ha sido aún peor, cayendo un 64% de 2017 a 2019, o de USD 306 millones en 2017 a USD 110 millones en 2019. También se ha despedido a médicos, enfermeras, auxiliares y camilleros. Los despidos continuaron a lo largo de 2019 (3 680 en el Ministerio de Salud Pública, equivalente al 29% del total de despidos en ese año).

Es alarmante la crisis crónica del sector Salud, que incluye al IESS, señalado por denuncias de corrupción en la adquisición de implementos médicos. Es así como la desinversión en salud, la falta de fondos de ahorro para emergencias (que fueron eliminados por Rafael Correa), la carencia de liderazgo de un presidente ausente y la falta de transparencia en la gestión de crisis, conjugan la tormenta perfecta para un país sin rumbo. (O)

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