Triunviro / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo.

Abraham Lincoln (1808-1865)

Este nombre se aplicó en la Roma Antigua a muy diversos magistrados y comisarios, ya perpetuos ya temporales, miembros de un triunvirato, cuyo nombre proviene del número de integrantes.

Dios cría y ellos ni giles se juntan; Rafaelito, Jaimito y  turco Iza, los apodados como el “Triunvirato del complot”.

Desgraciadamente en la psicopatología de la política ecuatoriana, sin escudriñar bajo los manteles, es verdad que la política gira, en buena medida, alrededor de esos tres personajes nefastos pero alhajas. Una graciosa armonía.

Líderes sin futuro, pero ladillas de cuerpo enfermo, no solo pueden conspirar contra un presidente: son la psicopatología misma de la que sufre la política en el Ecuador.

La democracia actual y el futuro de la patria reposa, entonces, en manos de la derecha ortodoxa y el extremismo de izquierda caduco, todos prófugos de una jubilación política, y la  desestabilización democrática.

Lo que nos preocupa a los ecuatorianos es que el futuro del Ecuador esté entre: La paradoja de un prófugo, declarado por la justicia jefe de una organización criminal que está obsesionado por su futuro.

Y un líder folclórico auténtico, cuyo proyecto de vida es destruir la democracia a sangre y fuego, con paralizaciones, armas, fuego y resentimiento de 500 años.

El país juega, con un aire deprimente de normalidad, a la ruleta rusa. Ninguno de esos tres señores tiene ya nada que perder, pero eso si tienen mucho que ganar en la tiranía.

Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado. (O)

Albert Einstein (1879-1955)

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