Tiempo de levantar la bandera 

Columnistas, Opinión

La noticia del mes podríamos decir que las relaciones diplomáticas entre México y Ecuador implosionaron dramáticamente después de que la policía ecuatoriana irrumpiera en la embajada de México en Quito y arrestara a Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador, declarado culpable de soborno y corrupción y sigue bajo investigación por otros posibles delitos. Tras el apresamiento, líderes de todo el continente americano expresaron su indignación por el incidente, pero ni uno sólo ha reprochado la actitud alevosa  del presidente de México que impuso sus caprichos dando espacio en su embajada  a un sentenciado que no ha pagado la reparación integral de los  casos sobornos y Odebrecht, primero declarándole huésped de honor, cuando esa figura no existe en los tratados internacionales  y luego dándole asilo “político”, y el otro,  Ecuador percibe haber sido ofendido por no respetar lo que dice la convención sobre Derechos de Asilo de Caracas , de no dar asilo en el que se establecía principalmente: la prohibición a los Estados de dar asilo a delincuentes comunes y a desertores,  la respuesta inmediata de Ecuador fue ordenar a la policía que ingresara a la Embajada de México.

Todos sabemos lo que significa levantar la bandera blanca en medio de un conflicto bélico o algún impase diplomático, donde dos bandos pelean por cooptar un territorio, pero si uno se da cuenta que está disminuido y a perdido muchos hombres, y para no morir, el líder dice levantemos bandera blanca, “me rindo, quiero paz ya no más guerra”. ¡Saben una cosa!  Dios y la ciudadanía quieren eso, en medio de este conflicto diplomático entre México y Ecuador, queremos paz y que vuelva la hermandad nuevamente entre los dos pueblos.

Dejemos el ego, debemos aprender usted, yo y nuestros gobernantes a rendirnos, de pronto usted va a decir “yo no fui quien dio asilo a un delincuente o el otro, yo no fui quien ingresé de manera abrupta a una sede diplomática”. Tenemos que aprender a entregar algún área de nuestras vidas, no seamos sabios en nuestra propia opinión y prudencia. En el impase entre dos, alguien tiene que tener la valentía de tomar la iniciativa en pedir disculpas, esto no significa que nos estemos humillando, si yo entrego y pongo  primero la bandera blanca, significa que dejo el orgullo y el complejo que muchas veces  tenemos tan arraizado, debemos entregarlo a Dios. 

Señores presidentes Daniel Novoa y Manuel López Obrador:  es urgente y fundamental que   infundan un espíritu y corazón nuevo, quítense ese corazón de piedra y pónganse uno de carne, sus mandantes les agradecerán, en este pacto de caballeros para que vuelva la paz y la tranquilidad, y para aquello, no debe existir condicionantes, nuestro país necesita que lo defendamos con la razón y la verdad. (O)

cifam62@yahoo.es

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