Solucionar la violencia, con más violencia / Mario Fernando Barona                                      

Columnistas

 Cuando un grupo de vándalos, frustrados y resentidos, afines al correísmo (a cuenta por anticipado de pecar de redundancia) destrozó la sede de Alianza País en Quito grafiteando en todos los espacios que pudieron (paredes, columnas, puertas, pisos y hasta techos) frases insultantes y groseras en contra del presidente Lenín Moreno y de los morenistas, el expresidente Correa reaccionó señalando que no estaba de acuerdo con este tipo de manifestaciones, pero “también hay que comprender la indignación y molestia de nuestros compañeros frente a la traición” un poco como queriendo justificar al mismo tiempo este tipo de barbarie.

Cuando Rafael Correa en sus recorridos, haciendo campaña por el no en la consulta popular, recibe agravios de la ciudadanía (que no son pocos) como el de la mujer que le gritó “ladrón”, él solo ordena a sus matones “atender a la malcriada” entonces ellos se acercan y les dan su merecido a ella y a otra persona que la acompaña. Pues aunque usted no lo crea, hay quienes justifican esa reacción delincuencial y troglodita de los guardaespaldas de Correa (pagados con nuestro dinero) diciendo que: “es que para qué le gritan ladrón, pues”; igual que en el caso anterior, señalando estar supuestamente en contra de la violencia pero justificándola y promoviéndola con más violencia.

O cuando en esos mismos recorridos los matones irrumpen salvaje y arbitrariamente en una vivienda desde donde supuestamente habrían lanzado huevos a la caravana correísta. O cuando desde el camión que lleva a Correa responden de la misma manera (hay quienes afirman que los matones lanzan piedras); en cualquier caso, justificar la violencia con más violencia no tiene cabida, simplemente está demás, la única respuesta inteligente, sensata, pertinente siempre debió haber sido: no está bien que grafiteen las paredes de la sede y yo personalmente (Rafael Correa) denunciaré a los agresores para que paguen por su delito; o, sí, una mujer me gritó ladrón y frente a esa injuria tomaré acciones legales en su contra. Punto, no más.

Los hechos dicen más que mil palabras, y esa forma de reaccionar inteligente, estadista y culta, sin lugar a dudas le habría aportado bastante más a Correa en todo sentido antes que la intolerante y grosera sabatina soportada por diez años, o la incivilizada y burda fuerza bruta de mandar a pegar incluso a una mujer. Esos pequeños hechos dicen lo suficiente de una persona como para confiarle el voto.

Pero insisto, no es tanto el pretender a estas alturas motivar un cambio a ese estilo torpe y bravucón que gobernó el país por diez años, sino mas bien, dejar sentado mi asombro porque aún haya gente que apoye y aplauda dicho estilo por el simple idilio ideológico, cuando es más, mucho más, aprender primero a ser buen ciudadano, buena persona, buen ser humano.

mariofernandobarona@gmail.com

 

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