Sistemas sanitarios / Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión


Entendemos por sistema sanitario aquella estructura formal, orientada a la provisión de servicios destinados a contribuir a la salud de las personas, cuya financiación, gestión, alcance y contenido viene definido por ley y que atiende a una población determinada.

Su actuación se produce en entornos definidos como pueden ser los hogares, la escuela, el lugar de trabajo, lugares públicos, comunidades, centros hospitalarios y consultas. (OMS1998).

En definitiva, un sistema sanitario es un conjunto organizado de profesionales, normas, medios y sus relaciones en un todo complejo, diseñado para servir a las necesidades de salud de la población.

El sistema surge para dar respuesta a unas necesidades de salud y en función de su actividad alcanzará unos determinados resultados que satisfagan esas necesidades.

Para ello es necesario disponer de una serie de recursos estructurales, desde las más palpables infraestructuras, instalaciones, laboratorios aparatos y equipos de diagnóstico o personal.

La planificación y gestión de esos recursos, así como la delimitación del marco legal y normativo en el que se sitúan y la forma en que se emplean para la prestación efectiva de servicios a la población es otro de los elementos cruciales de la ecuación que define al sistema sanitario.

Conocidos los recursos disponibles, incluidos los financieros, y la forma en que se organizan para la prestación de servicios, es posible desarrollar los programas con objetivos concretos de atención a las necesidades de salud especificadas y orientados a la consecución de resultados de salud concretos.

Pero los mecanismos de decisión pública tampoco son perfectos. Ambas instituciones,mercado y Estado, son imperfectas y la decisión sobre cuál es la institución idónea de asignación de recursos en realidad se ha de tomar en cada caso comparando tipos y fallos.

El fallo más importante de la intervención pública consiste en la ruptura del nexo entrelos costes de producir la asistencia y los precios pagados por los consumidores de la misma.

El segundo tipo de fallos del Estado procede del conflicto que puede existir entre losobjetivos públicos, los intereses de los individuos y las propias agencias o instituciones públicas que han de tomar o ejecutar las decisiones, cuya lógica interna de autoperpetuación tiende a seguir la máxima de que más equivale a mejor.

Un adecuado modelo sanitario debe presentar los rasgos de un Sistema Nacional de Salud con total descentralización hacia los gobiernos autonómicos, que “de facto” lo convierte en un marco de coordinación para los diferentes sistemas regionales de salud todos regidos por los mismos principios de universalidad, equidad intra e interterritorial, financiación mayoritariamente a través de impuestos y gratuidad para los ciudadanos en el momento de uso. (O)

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