Sin sutilezas / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

La ruptura de parejas es un proceso, especialmente complejo y doloroso. Frente al hecho, los niños son los más perjudicados y una ruptura mal orientada los coloca en situación de riesgo, comprometiendo su estabilidad emocional. Esto es lo que menos suele interesar a las partes en conflicto.

El año anterior se disolvió la pareja conformada por una cantante famosa y un jugador de fútbol, excampeón mundial. La noticia se difundió rápidamente en las redes sociales y se volvió tendencia por varias semanas. Desde ese momento, la cantante suma tres estrenos, mientras al deportista, se le vio llorando en su despedida de la actividad profesional.

Sin sutilezas, las canciones son una denuncia de traición. “Te felicito”, “Monotonía” y la colaboración con “BZRP Music Session #53”, que vio la luz el 11 de enero. En esta última producción musical no hay indirectas: “Tanto que te la dabas de campeón”; “una loba como yo no está para novatos, una loba como yo no está pa tipos como tú”; “cambiaste un Ferrari por un Twingo”; “cambiaste un Rolex por un Casio”; “valgo por dos de 22”; etc. Los adultos son responsables de afrontar los procesos de ruptura sin olvidar que el bien máximo a preservar es la estabilidad de los hijos. En este caso, se sabe que hay dos. 

Al finalizar la convivencia, la familia se enfrenta a situaciones desconocidas, problemas emocionales, crisis económicas, desacuerdos sobre la custodia de los hijos, nuevas rutinas, escenarios de vida desconocidos,… que dan forma a un estilo de vida al que deben adaptarse lo más pronto posible. Los pequeños, sin duda, son los que más sufren al verse en medio de una situación que les afecta, sin haberla buscado, sobre la que no tienen control y que les causa inseguridad y tristeza.

En casos parecidos, otras artistas han cantado su desamor. Años atrás hubo quien dijo “es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso (…) falso, enano, rencoroso, insufrible como amor” y otra cantó “rata de dos patas”.

De esta forma se mueve el mundo del espectáculo, haciendo partícipe al público de situaciones íntimas. Hacerlo no es un mal negocio. La misma canción recién estrenada afirma: “Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan». Mientras tanto, las redes sociales explotan con mensajes a favor y en contra. Que la ropa sucia se lave en casa, ni mencionarlo.

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