Sin fanatismos, votar racionalmente / Edison Narváez Z.

Columnistas, Opinión

Finalmente, el CNE anunció que el presidenciable liberal Guillermo Lasso será quien dispute en segunda vuelta la presidencia del Ecuador con el candidato correista, heredero de la “década ganada” Andrés Arauz.

Pues bien, más allá de las denuncias y protestas por irregularidades en el proceso electoral, nos corresponde entender que esta vez no elegiremos un Presidente, lo que está en juego es el Destino del País. La dimensión económica que plantean los finalistas tiene marcadas diferencias: El Populista Arauz, es un convencido de que el estado debe tener  participación directa en la economía nacional, y desnuda algunas triquiñuelas monetarias, expandir el gasto publico tomando dinero del Banco Central (dinero que es de los depositantes y empresas públicas); generar alucinada liquidez transformando al Central en un banco comercial que capte y coloque recursos, e intentar emisión monetaria vía dinero electrónico para financiar el déficit fiscal.

El presidenciable Lasso entiende que el sector privado es el motor que mueve la economía, plantea un estado pequeño eliminando gastos improductivos. Cree en propuestas profundas, no coyunturales. Por ahora el país necesita soluciones inmediatas.

Arauz manifiesta que creará empleos mediante la transformación de la matriz energética del país, herencia de Correa que nunca terminó de funcionar porque el país aún depende de un recurso tan volátil como es el petróleo. 

Lasso manifiesta que es imperativa una reforma laboral para crear nuevos mecanismos de contratación, estableciendo incentivos al sector privado como la deducción de impuestos para la contratación de grupos vulnerables, seguro de desempleo y flexibilización en la contratación laboral. Requiere apoyo del Legislativo.

Arauz propone fortalecer la banca pública, una banca históricamente ineficiente y servil a los intereses políticos; habla en una forma generalizada de disminuir las tasas de interés, pero no dice como. Las tasas de interés las fija la Junta de Regulación Monetaria y Financiera con criterios poco transparentes y técnicos.

Lasso propone el ingreso de la banca internacional para fomentar la libre competencia en el mercado financiero, lo cual supone por un lado una tendencia descendente de las tasas de interés, que reactivará al sector empresarial; y por otro lado el ingreso de inversión local y extranjera en beneficio de la generación de empleo.

Arauz manifiesta que implementara una reforma tributaria progresiva, establecer regímenes simplificados y exenciones para las micro y pequeñas empresas.

Lasso apunta a una reforma tributaria definitiva y a largo plazo, en la cual se reduzca el IVA esencialmente en productos de primera necesidad, eliminará progresivamente el ISD (Impuesto a la salida de capitales) y focalizar los bonos estatales en beneficio de los que menos tienen. 

Cualquier propuesta podría llevarse a cabo dentro de la racionalidad económica, arreglando en primera instancia el déficit fiscal, el país necesita alrededor de $8.000 millones en el 2021 para sobreponerse del déficit, por tanto, es imperioso el apoyo de multilaterales e inversionistas, pero estos apoyarán en tanto y en cuanto el nuevo gobierno genere credibilidad y estabilidad tan necesarias para bajar el Riesgo País…. Por tanto, estamos llamados a votar con racionalidad no por la emoción ni el fanatismo.

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