SERVIDORES PÚBLICOS VAGOS / Mauricio Calle Naranjo

Columnistas, Opinión

Con honradas excepciones, en Ecuador existen servidores públicos de carrera, contratos y de libre remoción que no cumplen a cabalidad sus funciones. Hay dos aristas desde donde se puede calificar a un servidor público. La primera es la opinión del usuario del servicio y/o producto institucional, y la otra es el nivel de desempeño con el cual se distingue el personaje casa adentro, es decir, la reputación que tiene en su entorno laboral o con sus clientes internos. Estas dos observaciones son mutuamente no excluyentes y de aquí el origen de la diversidad de personalidades que se pueden encontrar cuando se acude a una institución pública. No obstante, pocos son los servidores íntegros y que cumplen su rol, siendo a la vez queridos por los usuarios y compañeros, porque actúan como mentores y dan buen ejemplo. O, todo lo contrario, sirven de mal ejemplo y contaminan el ambiente laboral.

Pero la vida no es todo color de rosa, porque existen muchos servidores públicos que llegan atrasados, no asisten a trabajar, sacan certificados médicos falsos, mienten calamidades domésticas, tratan mal al ciudadano, no atienden con celeridad los trámites y en el interior de sus organizaciones son peor, chismosos, no tienen ética profesional, no se matriculan en cursos y evaden capacitaciones, son manipuladores, altaneros e irrespetuosos, incluso algunos amenazan a sus jefes o compañeros con tal de siempre hacer lo que se les venga en gana.

Es importante detectar a tiempo a las mazanas podridas, porque al pasar los días contaminan y dañan a su alrededor. El sector público no es sencillo, tiene sus retos. Por esta razón, las personas que lideran a las instituciones además de dominar su materia también deben tener las habilidades con el objetivo de administrar y mejorar la estructura organizacional, donde los servidores son el primer eslabón con quienes fortalecerá toda la cadena de procesos institucionales. De esto depende si los resultados de la gestión resaltarán de forma positiva o los “pipones/as” arruinarán cualquier administración, sin importar quien sea el líder. “Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa (Demócrito de Abdera)”.

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