Serie los valores humanos: la higiene / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión

Con la presente entrega iniciamos una nueva serie, esta vez sobre los valores humanos y ¿qué nos motiva a hablar sobre ello?, pues el hecho de que en el mundo en que vivimos nos hemos acostumbrado a centrarnos sólo en lo malo que ocurre y en los defectos de las personas,  olvidando que la sociedad humana se desarrolla gracias a las acciones positivas de quienes la conforman.

Suponer lo contrario lleva a concebir al ser humano como algo carece de valores o virtudes, cuyos actos están inspirados siempre por una suerte de instinto animal e intereses mezquinos.

Ahora, si bien es cierto encontramos sinfín acciones como las descritas, también y quizás en mayor proporción otra actitud y ejemplos muy concretos que nos hablan de que, como lo afirmaba Jean-Jacques Rousseau “el ser humano es bueno por naturaleza.”

Por esta razón, durante algunas semanas nos dedicaremos a hablar de valores y, dada la circunstancia de emergencia sanitaria por la que atraviesa el mundo entero, el primero de ellos será: la HIGIENE.

Partamos con el hecho de que la higiene en sí hoy en día no es considerada como un valor y en su lugar se habla más bien de “asepsia” que no es precisamente un sinónimo, pues con este término se hace referencia a la ausencia de aquellos gérmenes que pueden provocar una infección.

La higiene va más allá del intento de evitar infecciones, tomando en cuenta además que todos los días estamos en contacto con millones de gérmenes y bacterias que forman parte de cualquier ecosistema vital. Mientras no se exceda los límites naturales, gozaremos de salud.

Esta palabra etimológicamente tiene su origen en el término griego “Higia” diosa de la curación, la limpieza y la sanidad, hija del dios Esculapio padre de la medicina en la antigua Grecia.

De ahí que higiene es salud y por tanto implica un estilo de vida en el cual se priorice la limpieza y el aseo, para conservar la salud y prevenir enfermedades.

En toda comunidad debe exigirse la aplicación de normas de higiene básicas, de manera que la convivencia entre las personas no se vea afectada por prácticas y costumbres antihigiénicas que termine alejándolas entre sí.

Prácticas como lavarse las manos con jabón, principalmente en situaciones de pandemia como la actual, pero también bañarse diariamente, cepillarse los dientes después de cada comida y en general toda práctica dirigida a guardar el aseo corporal.

No debemos descuidar tampoco la limpieza y el aseo permanente de los espacios comunales, pues la salud de todos depende de ello. Además, las buenas costumbres en la alimentación y en la bebida, nos permitirán prevenir distintos tipos de enfermedades.

En fin, se trata de un valor humano fundamental porque tiene que ver con la forma en que cuidamos nuestro cuerpo físico, pero además y aún más importante, será el cuidado de nuestra psique para mantener una higiene mental que deseche ideas egoístas y sentimientos negativos. (O)

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