Sed de libertad 

Columnistas, Opinión

Este incidente verídico (hay fotos) ocurrió en el santuario de Kombaru en Karnataka, India. El leopardo perseguía al perro que desesperado se metió a un baño por la ventana. El leopardo también saltó adentro y dado que la puerta estaba cerrada ambos quedaron atrapados en el pequeño espacio. Una vez allí, el perro supo que no tenía opción, temblando y muerto de miedo se fundió en el rincón más apartado esperando lo peor. 

Fue aquí cuando ocurrió algo increíble: aunque el leopardo tenía hambre y perseguía al perro para comérselo, no lo hizo, los dos animales se mantuvieron tranquilos en esquinas opuestas durante casi doce horas. Finalmente, el leopardo fue sedado. 

¿Por qué el hambriento leopardo no destrozó al perro cuando era presa fácil? Los investigadores de vida silvestre afirman que los animales salvajes son muy sensibles a su libertad, tan pronto como se dan cuenta de que su libertad ha sido arrebatada, pueden sentir un profundo dolor, tanto, que olvidan su motivación natural para alimentarse. 

Este mismo sentimiento de incalculable sed de libertad opera también en los humanos. Y tal vez hoy por hoy la prueba más objetiva sea la de los narco-políticos que, acorralados como están con las contundentes pruebas en su contra en el caso Metástasis, buscan desesperadamente no perder su libertad aún a costa de ser ellos mismos quienes menoscaban y pisotean su ya desprestigiada reputación. Y es que, así como al encarcelado leopardo ya no le importa comer, a los narco-políticos cercados tampoco les interesa algo tan elemental como guardar las formas y al menos fingir un poco de decencia. 

Esto se evidencia en la grosera propuesta de reforma al COIP que quieren aprobar los correístas en beneficio exclusivo del expresidente prófugo y sus compinches, violentando elementales principios éticos, de recto proceder y de universalidad en el ejercicio del derecho. En esta reforma introducen una causal de revisión penal por la cual los informes de los comités de derechos humanos de las Naciones Unidas tendrían el mismo peso y efecto que las sentencias de la CIDH, y además, que organismos como la Asamblea Nacional, la Defensoría del Pueblo o el Consejo de la Judicatura podrían exigir a la Fiscalía los informes de las investigaciones previas que tiene en curso. En los dos casos los únicos beneficiarios directos e inmediatos de estas reformas serían políticos vinculados al narcotráfico.  

En resumen, este grupo de asambleístas corruptos ven con angustia que su líder pueda ir preso, por eso «olvidan” su función sagrada y primigenia de legislar para el bien común y no para un grupo de delincuentes en particular. Bueno, claro que así lo han hecho siempre, solo que ahora con más descaro. 

Pero eso sí, acuérdese: una vez libres, al igual que el feroz felino, no tendrán piedad en atacar y despedazar a quien ose retarlos; como en su momento ya lo hicieron. (O) 

mariofernandobarona@gmail.com 

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