El TLC con China y la agroexportación

Columnistas, Opinión

El 15 de febrero de 2024 mediante Decreto Presidencial No. 166 se ratifica en todo su contenido el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Gobierno de la República del Ecuador y el Gobierno de la República Popular China. La Asamblea Nacional como el Poder Ejecutivo han tomado una decisión importante, con la firme esperanza de visualizar en corto plazo, un cambio positivo y de prosperidad, a través de una reactivación económica real y tangible. Este TLC exige que el Ecuador aproveche la demanda de China y diversifique la oferta agroexportadora. 

A nivel mundial, Ecuador es conocido por sus exportaciones tradicionales como banano, camarón, cacao, café, atún. Sin embargo, al ser un país privilegiado en su ubicación geográfica, nos permite cultivar otras variedades, entre ellas las denominadas exóticas.

Las instituciones públicas han fomentado los cultivos de rubros “más exitosos” como cacao, pitahaya, quínoa, no obstante, la comercialización es el eslabón más débil de la cadena de valor. Exitosos entre comillas, porque el apoyo a la agroindustria ha cometido errores en su enfoque y proyección a largo plazo bajo conceptos de desarrollo sustentable, lo que conlleva otros efectos colaterales negativos. El fomento a la producción desde el gobierno central y seccionales, han sido con fines políticos en búsqueda de electorado y en repetidas oportunidades ocasionan paternalismo. 

El potencial de nuestro agro es gigante, en efecto existen recientes inversiones privadas en la Sierra y Amazonía, con el principal objetivo de exportar. Esperemos que las empresas tengan dentro de su filosofía el Comercio Justo y paguen valores que permitan generar rentabilidad a los pequeños agricultores.

La agroindustria debe cambiar de paradigmas de manera urgente, porque las tendencias de consumo obligan a tomar decisiones rápidas. El efecto post covid, significa ser el más veloz cumpliendo las expectativas del consumidor. En mercados internacionales para Ecuador es complejo competir en precios, por lo cual hay que apuntar a la innovación y diversificación de productos agroexportables. Sino valoramos lo que producimos, no aprovecharemos las vocaciones productivas del agro ecuatoriano. Seguramente, cuando el país tenga bases jurídicas y tributarias sólidas para inversionistas, muy pronto la canasta agroexportadora se diversificará.  “Las oportunidades son como los amaneceres: si uno espera demasiado se los pierde” (William George Ward). (O)

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