Nido de Rifles/ Ing. Guillermo Montoya Merino

Columnistas, Opinión

(Fragmento de la presentación de la novela en la CCE de Chimborazo, 25 de abril 2018)
Pedro Reino es un infatigable investigador de la historia ecuatoriana, indagando en cuanto repositorio de fondos documentales hay en el país, entre ellos el Archivo Histórico “Juan Félix Proaño” de la CCE de Chimborazo. Al ya considerable inventario de sus obras y artículos publicados, ahora suma Nido de Rifles…La obra se estructura con 43 subcapítulos y un anexo de notas y glosario, todo en 300 páginas.
Nido de Rifles discurre con gran preparación documental y erudita habilidad narrativa del autor, incluyendo deslumbrantes atisbos poéticos que como aves pasajeras baten aires de estremecimiento entre las líneas que parecen estar escritas con letras de pólvora y puntuaciones de balas. Pedro Reino resume la intencionalidad de su obra con la inicial advertencia a quienes leerán sus páginas: “Volverás a oírme hablar de alargados soldados languidecidos que agonizaron entre selvas amarillentas de papeles archivados por el olvido…pongo a tu alcance mis insomnios para que me oigas…solo por amor.”

El general Juan Otamendi , mulato militar de origen venezolano tildado de cafre o bosquimano por sus detractores, y Centauro de ébano Tigre de Miñarica por quienes admiraban sus hazañas de guerra en filas del ejército patriota, junto a su esposa la negra María Ángela Naranjo, oriunda de Mocha, son protagonistas en varias instancias de “Nido de Rifles”, que inicia precisamente con la decisión de estos personajes de asistir a la fiesta ofrecida por el Coronel Nicolás Vásconez, en Riobamba, por haber sido designado Gobernador. Otamendi y Mariángela, desde la Costa enfilan sus pasos hacia la serranía, trayecto en el que tendrán oportunidad de descorrer el velo de recuerdos de su origen, de los secretos ocultos de las guerras y de la personalidad de varios próceres envueltos en la gloria del heroísmo o el escarnio de las traiciones. Simultáneamente otros invitados desde Quito, Cuenca, Loja y Ambato se dirigen hacia el mismo destino, donde encontrarán a muchos fundadores de la naciente República, y también conversarán de hechos y personajes que marcaron el derrotero de la libertad.

Entre el recuento de personajes y combates independentistas, paralelamente se proyecta un enfoque a sistemas costumbristas de vicios, valores y creencias propios de la época: Escenarios propios de intrigas y conspiraciones, construidos en sórdidos ambientes de ambición de riqueza y poder. Venta y reventa de esclavos negros que tomaban el apellido de sus patrones y nunca sabían con qué apellido iban a morir, pero sí conocían muy bien el dolor que palmatorias de plata con clavos, dejaban en sus manos. Construcción de iglesias católicas en lugares sagrados de los pueblos aborígenes. Damas aristócratas ofendiendo la miseria de los indios con el lucimiento de trajes espléndidos, como aquellos atiborrados de encajes y joyerías que portara doña Fabiana Sebastiana de Garnica en Riobamba. Abominables castigos que los poderosos propinaban a los oprimidos. Requisas de caballos, reclutamientos forzados, violaciones, colgamientos en ventanas de hierro, ajusticiamientos a cuchillo, decapitaciones con exposición de cabezas en jaulas, a la usanza del sanguinario Payol en Riobamba. Invariables celebraciones de victorias bélicas de la soldadesca, desatadas en copiosas libaciones y orgiástica liberación de sexualidades reprimidas. (O)

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