Rómulo Dudar Mina: Leyenda que hizo vibrar a Ambato

Temido por las defensas rivales y amado por la hinchada celeste, fue el máximo goleador del campeonato nacional de 1970. Su potencia y coraje lo convirtieron en un símbolo imborrable del ‘ídolo ambateño’.
Hay nombres que el tiempo no borra, porque quedaron escritos en la historia con goles, pasión y coraje. Uno de ellos es el de Rómulo Dudar Mina, el recordado puntero izquierdo que marcó una época dorada con Macará de Ambato y cuyo legado sigue latiendo en la memoria de los hinchas celestes.
Nacido el 5 de septiembre de 1949 en Esmeraldas, Rómulo Mina llegó a Ambato con la humildad del barrio y la fuerza del mar. En la década de los 70 se enfundó la camiseta del ‘Ídolo ambateño’, donde desplegó un fútbol arrollador, de esos que hacían levantar a la tribuna con cada desborde y cada remate.
En la temporada 1970, su talento alcanzó la cima: fue el máximo artillero del Campeonato Nacional con 19 goles, defendiendo los colores de Macará. Su asociación con Ítalo Estupiñán formó una dupla temible, temida por los arqueros y aclamada por los aficionados.
Ambos convirtieron cada ataque en una amenaza, cada balón en una chispa de esperanza para la hinchada ambateña.
Por eso lo llamaban “El Dinamitero”: porque donde pisaba, explotaba el fútbol. Mina no solo marcaba goles, los rompía con potencia y carácter, dejando atrás rivales y escribiendo páginas inolvidables en la historia del club.
A lo largo de su carrera, defendió también las camisetas de Aucas, Barcelona y Bonita Banana, además del CSD Jalisco de México, acumulando 151 goles oficiales, una cifra que resume su instinto asesino frente al arco.
Su talento trascendió fronteras y llegó hasta la Selección Ecuatoriana de Fútbol, con la que compartió vestuario junto a figuras como Félix Lasso, Jorge Bolaños y Cristóbal Mantilla, en aquella recordada selección de 1973.
El 18 de julio de 2006, el fútbol ecuatoriano perdió a uno de sus grandes. Pero en Ambato, su nombre sigue vivo en las conversaciones de los hinchas más fieles, esos que aún recuerdan cómo el estadio rugía cada vez que Rómulo Mina encaraba hacia el arco. (D)