Rojinryoku / Lic. Mario Mora Nieto

Columnistas, Opinión

            “Los ancianos son respetables, no sólo por el número de sus años y su experiencia, sino por ser ejemplo de bien y la práctica de virtudes. No podemos pasar por su lado sin descubrirnos como ante la sabiduría encarnada en su cuerpo venerable.

  • Juan Montalvo –

Desde siempre, la gente mayor ha sido considerada sabia y hermosa. Guardar respeto a los ancianos ha sido una parte integral de la cultura de muchos pueblos del mundo.

En Japón, por ejemplo, en la actualidad se considera que “envejecer puede ser una experiencia liberadora”, y la gente está redescubriendo el antiguo concepto  de amar y venerar a los ancianos.

Es común observar en programas de televisión, así como en numerosos espacios de periódicos y revistas especializadas, artículos dedicados a la consigna “ROJINRYOKU” que significa “arriba los viejos”.

            Guardar un profundo respeto por la gente mayor ha sido una actitud destacada entre los japoneses. Hasta hay un día de fiesta para ese deber. El “día de respeto hacia las personas mayores” se celebra el 15 de septiembre.

            Pero, la “modernización” y el énfasis en copiar las costumbres extravagantes han hecho que en países como el nuestro se haya perdido, en gran parte, el respeto hacia los queridos ancianos. Hay sectores en los que no se los venera, como debería ser, sino que se los ridiculiza, se los denigra y hasta se los abandona.

            No faltan, incluso, desadaptados que irrespetan los derechos de los ancianos y más bien atentan contra su dignidad, tal es el caso de ciertos “transportistas” de servicio público.

            Por otra parte se dice que “el Estado garantizará a las personas de la tercera edad y a los jubilados el derecho a asistencia especial que les asegure un nivel de vida digno, atención integral de salud gratuita y tratamiento preferente en lo tributario y en diferentes servicios”.

“El Estado les proveerá de una adecuada asistencia económica y psicológica que garantice su estabilidad física y mental”.

Nos preguntamos: ¿en la realidad se cumple con estos preceptos?… o permanentemente se irrespeta sus derechos hasta el punto de que tengan que acudir a la “huelga de hambre” para llamar la atención de los sectores gubernamentales encargados de garantizar el fiel cumplimiento de las obligaciones con los ciudadanos de la tercera edad, sectores que más bien han dado muestras de una denigrante indolencia.

            Sin embargo, diremos como los japoneses “ROJINRYOKU” –arriba los viejos- que a pesar de la inevitabilidad de la vejez mantienen incólume su dignidad y su grandeza espiritual.

            No es que se han puesto viejos de repente. Ellos han vivido intensamente estos años y eso les ha permitido apreciar la vida en su real dimensión y ser un ejemplo para cualquier sociedad del mundo.

            Caminemos junto a ellos dándoles nuestro amor y nutriéndonos de la savia vivificante de su experiencia y su ternura.

            ¡Rojinryoku! ¡Arriba los viejos! (O)       

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