Ratzinger y las luces que se apagan / Luis Fernando Torres
El más preclaro teólogo y actual Papa Emérito está acercándose a su final, como dolorosamente ha reconocido el propio Papa Francisco. Nonagenario, con una trayectoria intelectual y religiosa única, Joseph Ratzinger ha dicho que pronto espera reunirse con su hermano Georg, también sacerdote y, en vida, director del coro emblemático del obispado de Munich, bajo la sólida creencia que existe el Reino de Dios.
A sus 95 años el Papa Emérito, a pesar de los serios problemas de movilidad, no ha rehuido la absurda investigación procesal, a la que ha sido sometido por no haber denunciado a clérigos investigados por pederastia cuando era Arzobispo de Munich. Tiene lista su defensa por escrito y la presentará a inicios de enero para desmontar las sospechas. Pudo haber escogido el camino jurídico fácil de no contestar y, así, librarse de la investigación. Sin embargo, optó por lo dificil y decidió responder, al no tener algo que ocultar. Su actitud es ejemplo de rectitud y entereza.
Antes de ser Papa, Ratzinger escribió
las más soberbias obras sobre Jesús, con un lenguaje tan claro e ideas tan
simples, de tal manera que cualquiera pudiera disfrutar de la pluma y el
talento de un filósofo y teólogo de su estatura. Cuando dirigió la
Congregación para la Fe en el Vaticano, nombrado por Juan Pablo Segundo, su
misión fue distorsionada por las oscuras fuerzas orientadas a debilitar los
pilares tradicionales de la Iglesia.
Han pasado los años, desde que se convirtió en
Han pasado los años, desde que se convirtió en Papa Emérito, único caso de un Papa que se separa, por decisión propia, del cargo. Nadie duda ni cuestiona su integridad y su valía. Al final de sus días, es merecedor de un reconocimiento generalizado como una de las luces que más ha alumbrado el camino de la iglesia en los últimos sesenta años.
Cuando se apagan las potentes luces de las mentes más valiosas de la humanidad sólo queda pensar si alguien tendrá la capacidad para tomar el relevo de los gigantes que dejan una estela de certezas en medio de tantas dudas.