Psicoanálisis de un aniversario / Dr. Guillermo Bastidas Tello.

Columnistas, Opinión

Confieso que en un primer momento me sentí extrañado por la necesidad de escribir sobre el psicoanálisis de un cumpleaños. Primero me imaginé un texto muy breve que dijera  “cumpleaños feliz”. Supuse que sería mejor una torta con muchas o pocas coloridas velitas.

En mi opinión lo mismo me da decir:  cumpleaños o aniversarios,  las dos versiones puede ser cualquier cosa menos un recipiente para preparar comida o un florero para colocar rosas que luego se marchitan, peluches que luego se votan al basurero o cartas que se rompen en el vacío.

El aniversario es un momento fundamental, sin embargo depende de la perspectiva que cada uno tenga sobre el tema. De hecho, hay personas que festejan el día del nacimiento de su hijo, el día de su matrimonio, el día de su noviazgo, el día de su grado, el día de su primer trabajo,  el del día que retuvo esfínteres, el del día que se le salió el diente de ratón.

También las instituciones festejan sus aniversarios: el del día de su fundación, el del día de su aprobación, el del día en que fueron reconocidos por alguna institución nacional e internacional y muchas otras fechas significativas para cada quien.

Mis amigos también suelen festejar sus aniversarios: el día que cortaron el cordón umbilical a su hijo, el cumpleaños de mamá, el cumpleaños del michu, el cumpleaños de chana, juana y el negrito.

Los neuróticos  festejan sus cumpleaños con una torta con una colosal vela, que no la apagan nunca porque no pueden pedir tantos deseos. Los depresivos no cantan el “happy” birthday; cantan la canción cuatro tablas;  los paranoicos le convidan una buena porción de torta a ese fantasma que los persigue, y los psicópatas van al cumpleaños luego de haber cometido un crimen;  cada uno festeja a su manera.

Muchas parejas festejan su aniversario o el cumpleaños del otro sujeto de diversas formas, porque, el cumpleaños o aniversario suena a una relación de pareja terapéutica, que luego de conocerse un tiempo, decidieron, y aceptaron ante el retrato de San Valentín, Freud o su cupido, que uno demostrará al otro amor y lealtad en la salud y en la enfermedad, en la neurosis y en la psicosis, en la hostería o en la montaña, hasta que la muerte los separe. Ese día es muy especial. Ninguno de los dos debe olvidarlo. Cada uno se pondrá sus mejores luces y pasarán una velada sin interrupciones, plena de sueños, chistes, bromas y fantasías, hasta que el desamor los separe.

Gritarán que viva el cumpleañero y el aniversario, pero al pasar el tiempo, todo se olvidará o se encontraran las parejas que se juraron amor verdadero hasta siempre en los tribunales de justicia por divorcio o pensiones alimentarias.

Estimado lector, más que un feliz aniversario o feliz cumpleaños, demos a la institución o a la persona un sentimiento de respeto y gratitud por los años de vida que no deben ser contados sino descontados, cada año que vivimos es un año menos y uno más de sabiduría y experiencia. FELIZ CUMPLEAÑOS. (O)

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