Pruebas Fundamentales / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión

La Ley Romana fue el vínculo que ligó al Imperio Romano en un solo todo. El código conocido como Doce Tablas creció desde la pequeña sociedad agrícola. Leyes que fueron desarrolladas para que encajaran en el inmenso imperio y en sus diversas condiciones.

Las Doce Tablas fueron modificadas y expandidas en dos formas. Primero se aprobaron leyes nuevas a medida que eran necesarias. Segundo, los jueces o pretores interpretaron las leyes viejas para adaptarlas a las nuevas circunstancias. A medida que Roma ganó más territorios, los pretores adoptaron las mejores prácticas legales de los pueblos, no romanos, conquistados. Al mismo tiempo, adaptaron la ley romana para que armonice con las costumbres de los pueblos provinciales, diametralmente diferentes, como los germanos bárbaros y los civilizados egipcios.

Los pretores ayudaron a desarrollar la creencia de que ciertos principios básicos legales son comunes a toda la humanidad. Por ejemplo, a los romanos les debemos el principio cardinal de justicia: ¨Una persona acusada es considerada inocente hasta que se pruebe su culpabilidad¨.

Durante la edad media, las leyes del sistema romano se convirtieron en el fundamento de los códigos legales de todos los países europeos que fueron parte del Imperio Romano. La ley Romana también tuvo fuerte influencia sobre las leyes de la iglesia cristiana.

No hay universidad del mundo que no tenga Derecho Romano como materia de estudio fundamental en las escuelas de derecho. Cada etapa de las diferentes edades de la trayectoria de la humanidad está basada en los principios legales de pueblos de etapas precedentes. De manera que los estados nuevos, las nuevas naciones, estudian, analizan, inteligentemente, los fundamentos ya probados para adoptar y adaptar constituciones y códigos legales a las circunstancias particulares de cada pueblo. No hay descubridores del punto sobre la i.

Mas, cuando las adaptaciones no tienen fines cívicos, morales, éticos, aparecen los numerosos vericuetos, supuestamente legales, que tienen el propósito de burlar la ley a favor de intereses de grupos que, invariablemente, desembocan en el objetivo único: proteger a la jerarquía establecida, en buen romance el poder fáctico que manipula, a su antojo, la riqueza de los países del tercer mundo…. Basta mirar a nuestro derredor. (O)

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