Por la plata baila el mono

¿Será que es verdad que en Ecuador a la gente le gusta la corrupción? ¿Será que estamos viviendo unos tiempos de confusión? ¿Será que a la población le gusta identificarse con los “líderes” que elige conscientemente y no por ningún interés de por medio porque se sienten representados y los miran como su espejo?
¡Habla bien de mi y de mi gestión en tu editorial y al día siguiente tendrás diez mil dólares en tu cuenta para tu campaña! Pero, ¿cómo hago eso si no hicieron nada bueno durante tu mandato? No importa, sólo di mentiras y la gente como no sabe, seguro lo puede creer!
Oigan, ¡se fueron robando dos computadoras Mac y somos una institución pública! Sí, todos lo sabemos, pero es mejor no decir nada para no meternos en problemas.
Existe una funcionaria pública usando dos partidas de trabajo, una de un importante cargo directivo y otra de una partida de Servidor Público 5! ¡Denunciemos! ¡No! mejor no digamos nada porque nos podemos tener problemas y qué pereza que nos llamen a rendir versiones judiciales.
¿Quieres mantener tu puestito público? Bueno, entonces entrégame tu celular y ahora si hablemos: esto te cuesta cinco mil dólares no más, si no quieres tener problemas! Y si no estás de acuerdo pues con las leyes de ahora te podemos no más mandar fácilmente y que venga alguien que “necesite el trabajo y esté dispuesto a pagar por el cargo”.
Según Joe Biden, “La corrupción es un cáncer, un cáncer que corroe la fe de los ciudadanos en la democracia y disminuye el instinto de innovación y creatividad”. Para Aristóteles la corrupción es la desvirtuación del Bien mayor, esto es de la vida pública, porque ello compromete el sentido de la existencia propiamente de todos los seres humanos.
Ortega y Gasset, aunque en sus procesos intelectuales no decifra concretamente lo que se podría concebir como corrupción, dentro de su pensamiento político y su defensa de la democracia liberal implican a la corrupción como un enorme obstáculo para el desarrollo social y para la legitimidad del Estado de derecho que necesita tener un pueblo para progresar con dignidad. (O)