Plan económico / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

La Asamblea Nacional conoció finalmente el nuevo proyecto económico urgente ideado y presentado por el Presidente y su gabinete. Llegó luego de la movilización de 11 días que sufrió el país por el decreto que eliminó los subsidios a la gasolina extra y al diésel y, sin duda, parte de su articulado responde a lo que no se pudo lograr con esa medida: liberar 1300 millones de dólares que anualmente se destinan a los hidrocarburos.

El texto remitido, sin embargo, es amplio, general y toca demasiadas materias como para ser considerado coherente y lógico. Su finalidad es la recaudación, pero en el camino afecta gravemente la estructura productiva insipiente que tiene el país con normas negativas.

El propio impuesto a las empresas que ingresen más de un millón de dólares, por ejemplo, no ha sido bien pensado. Al no calcularse sobre la utilidad, en síntesis podría significar un aumento proporcional que puede superar al propio impuesto a la renta que paga una empresa. Y precisamente las pymes y las empresas que tienen esa magnitud son las que más empleo generan y más mueven la economía. Afectarlas no significará más que un problema para los que necesitan que estén saludables.

También hay cosas buenas como la eliminación del anticipo del impuesto a la renta pero que, conjuntamente, con otras normas no benefician en última instancia la empresa, las exportaciones y, por ende, la seguridad de muchas personas en el país. Las propias cámaras de la producción lo han demostrado.

La propuesta, en suma, no es positiva y, con la finalidad de financiar el hueco fiscal, tampoco se puede cargar a la productividad de los medianos y pequeños. (O)

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