Pateando Calaveras / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión

Hay un trozo de historia que me provoca compartir con los amigos lectores. La tentación es impostergable. De paso, les invito a deducir cual es el meollo del asunto.
Durante un cuarto de siglo, entre los años 1016 y 1042, Inglaterra estuvo ocupada por los daneses. Dinamarca había invadido exitosamente Inglaterra y se apodero de su territorio.
Los invasores no eran mansas palomas, fueron tipos muy rudos con los conquistados, por lo que el odio a los daneses se prolongó por largo tiempo. Finalmente, los ingleses lograron expulsados de su patria.

Como quiera que haya sido lo ocurrido con los daneses, el paso del tiempo lo convirtió de hecho histórico, en cosa pasada; pero, pero. Resulta que un inglés –no se conoce su nombre- estaba cavando hoyos en uno de los viejos campos de batalla, cuando la pala desenterró un cráneo, la calavera de un soldado danés.

Bueno, el inglés era un hombre lo suficientemente viejo como para recordar los días de la ocupación danesa, experiencia tipo Hamlet. La calavera revivió los dolorosos recuerdos, crueldades que se agolparon en su mente. El hombre se puso furioso. Lanzó la calavera contra el suelo, la pateó con todas sus fuerzas. Como la violencia le hizo sentir bien, volvió a patearla otra vez, otra vez, otra vez. Unos campesinos que pasaban por el lugar vieron la pateadura a la calavera alrededor del pasto. Cuando el hombre les explicó lo que estaba haciendo y lo bien que se sentía; todos los mirones estuvieron de acuerdo sobre la violencia de los daneses. De inmediato se lanzaron al potrero y se integraron a la pateadura del cráneo.

Por supuesto que en ese tiempo los zapatos no resistían tanta patada. Cuando el novedoso juego de patear calaveras danesas tomó cuerpo y se popularizó en los sectores campesinos, las heridas de pies y rotura dedos fue parte consustancial. Fue entonces cuando a un hortelano inteligente se le ocurrió la idea de reemplazar la calavera con una vejiga de vaca.

Supongo que a esta altura de este artículo, la deducción de fondo ya está en la mente de los amigos lectores: “Aquel día, lejano, muy lejano, cuando un grupo de ingleses se juntaron a patear una calavera alrededor de un potrero, se jugó el primer partido de fútbol de la humanidad..”

¡Loor a los ingleses, los inventores del fútbol ¡ (O)

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