Papelón / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión

A diario nos equivocamos y el error puede ser del tamaño suficiente que nos haga sentir avergonzados y cuando sucede esto, sentimos haber hecho el ridículo, es decir, un papelón. Habitualmente este término se usa en situaciones cómicas o absurdas; sin embargo, en medio del actual escenario político ecuatoriano, los papelones individuales e institucionales están a la orden del día.

El Comercio realizó un debate presidencial, bajo el formato de foro. A decir de los organizadores, el evento del anterior fin de semana no tuvo otro objetivo más que “privilegiar la participación de los candidatos en igualdad de condiciones”, ya que por la pandemia “ven limitadas sus actividades proselitistas”. 

La elección no fue acertada, el formato no coincidió con la denominación del programa y esto, por sí mismo, es un papelón. Los presidenciables, durante casi dos horas, se dedicaron a exponer ideas, declamar la letra de una canción, realizar acusaciones a los gobiernos precedentes o reprochar la falta cordialidad y educación a la hora de extender la mano para saludar al adversario. Todo esto, contra el cronómetro y antes que les apegue el micrófono. Más de un postulante se puso en aprietos aún sin debatir, pues lo único que intercambiaron fue miradas. Debate, ninguno.


Junto al papelón de los organizadores y al resbalón de varios candidatos, el otro tropiezo y caída, le correspondió al Consejo Nacional Electoral (CNE), cuando el candidato Andrés Arauz, ausente entre los panelistas, lució a través de una publicidad pagada por el Estado, tomado de la mano con el expresidente prófugo y refugiado en Bélgica. “Prohibido olvidar”, Señores miembros del CNE, el Eco. Correa perdió sus derechos políticos al ser sentenciado en el caso Sobornos. No hagan más papelones.

Pero, faltaba un nuevo tropiezo electoral. El CNE y el Instituto Geográfico Militar, por descuido y falta de rigor profesional, enviarán a la basura seis millones de papeletas mal impresas. Curiosamente, el error fue descubierto por casualidad, el día en que la prensa fue invitada a recorrer las instalaciones en donde se imprime el material para las elecciones.

Así, entre resbalones, tropiezos y caídas el pueblo ecuatoriano terminará eligiendo a sus representantes el próximo 7 de febrero. Hoy más que nunca se vuelve urgente meditar el voto, para no hacer papelones en las urnas y terminar entregando el poder al grupo menos apropiado. (O)

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