Rumbo al Casaguala / Luis Alfredo Silva

Columnistas, Opinión


Entre las montañas de La Cordillera Occidental de los Andes, de la provincia de Tungurahua: Sagoatoa y Quispicacha, se levanta el Casaguala, a 4.465 metros de altura, sobre el nivel del mar, con su original figura de elevación pedregosa, que muestra irregulares cumbres y abruptas laderas.

Para ir al Casaguala, una montaña muy poco conocida por excursionistas, existen varias rutas de acceso; nosotros nos dirigimos, por la carretera que atraviesa las parroquias de San Bartolome de Pinllo y Quisapincha.

Continúa la ruta, por los caserios: El Galpon, Nueva Tondolique, lllagua Chico, Calguasig Grande y Cabalina. A los 3.650 metros de altitud, comienza el páramo y también los senderos que conducen al Casaguala.

El paisaje que aparece en el recorrido, presenta un mosaico orográfico constituido por montañas, con abruptas laderas, colinas con cimas redondeadas y suaves declives, hermosas hondonadas, quebradas, por donde se deslizan ríos intermitentes, cerros, que culminan en estrechas cuchillas, cubiertas por una atractiva vegetación silvestre.

Desde el entorno del Casaguala, bajan pequeños torrentes, que alimentan los riachuelos Unabana, Cusumbillo y Yacuyuyo, los que a su vez rinden tributo a los caudales de los ríos Casaguala y Alajua, que son afluentes del rio Ambato.

Varios ríos subterráneos, salen a la superficie originando manantiales, por donde brotan aguas con minerales que han sido adquiridos al pasar por los poros. de las rocas internas. El páramo del Casaguala, es una inmensa fuente hídrica.

En el lugar, existen una serie de lagunas y lagunillas que provienen de la gran pluviosidad, que han llenado algunas depresiones pequeñas. Al pie del Casaguala, se destaca la laguna de Patococha, en donde nadan patillas, mientras que en sus orillas asoma una maravillosa flora.

La rica vegetación típica, que posee el sector del Casaguala, estan dominado por el pajonal y por los bosques de quishuar y yagua!; también son atractivos, los almohadones, esterillas, gencianas, achupallas, licopodios, achicorias y otras plantas herbáceas, por su forma y el colorido de sus flores.

Entre la asombrosa flora, corren abundantes conejos, lobos y algunos venados de cola blanca, propios de los páramos andinos. Vuelan por el espacio, infinidad de aves como el pato punteado, curiquingue, gigle, gorriones, mirlos entre otras. (O)

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