Menos flores más derechos

Columnistas, Opinión

La primera semana de marzo, el mundo conmemora el día internacional de la mujer, una fecha que no sólo celebra sus logros, sino que también se recuerda su lucha constante por la igualdad,  justicia y respeto, las manifestantes tanto en Quito como en Guayaquil indicaron que ser mujer es una experiencia llena de desafíos con grandes satisfacciones, a lo largo de la historia, la mujer ha sabido equilibrar su deseo de superación con su rol como pilar fundamental del hogar, demostrando que la  fortaleza y la ternura pueden coexistir en perfecta armonía. 

Las mujeres han manifestado que el 8 de marzo no es un día para los discursos vacíos o las flores sin compromiso, es una jornada de reflexión y acción, ya que es innegable el aporte de las mujeres al desarrollo social, económico, político y cultural del país; sin embargo, ese aporte no siempre ha sido reconocido ni valorado en igualdad de condiciones, la brecha salarial, la sobrecarga laboral no remunerado y la discriminación son problemas que atraviesan generaciones y se multiplican cuando las mujeres son indígenas, afrodescendientes, campesinas, migrantes. Las organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos insisten en que no bastan con dedicar un solo día al año para exaltar la figura femenina. Lo que se necesita es estar laborando continuamente, coordinando eficazmente con la sociedad para garantizar que sus derechos sean respetados y su voz escuchada, en esa búsqueda de superación que no sólo es personal sino también un legado para las futuras generaciones. La verdadera grandeza de la mujer radica en la capacidad de equilibrar su fortaleza con la dulzura familiar.

Que puede liderar empresas, enseñar en universidades o dirigir un país y al mismo tiempo, ser la persona que consuela con un abrazo, que cuida a sus allegados con amor y que entrega su vida por quienes ama, su esencia no esta en elegir entre el éxito profesional o la familia, sino en demostrar que pueden ser ambas cosas, el 8 de marzo no solo se trata de celebrar los logros alcanzados, sino de recordar que la lucha continua, y  llevar con orgullo la fuerza de quienes lucharon antes, la responsabilidad de abrir camino a las que vienen y la capacidad infinita de amar. Hoy la mujer ecuatoriana sigue demostrando con acciones que también son el alma de la sociedad, el pilar de la familia y la fuerza que impulsa el cambio.

Menos flores más derechos, resume el verdadero espíritu en esta fecha. Vaya mi saludo referente a todas las mujeres, a mis hermanas a todas mis lectoras por el compromiso firme de seguir luchando por una sociedad sin violencia, sin discriminación y con igualdad real de oportunidades. Porque una sociedad que garantiza los derechos de sus mujeres es una sociedad que garantiza su propio futuro. (O)    

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