Mejoremos nuestra educación financiera 

Columnistas, Opinión

No solo se trata de conocer las formula del capital simple y compuesto o la forma de obtener la tasa de interés activa y pasiva o “copiar” la  inflación mensual, acumulada o anual, sino de obtener toda la información en  la actividad empresarial que vayamos a realizar, lo cual incluye investigación en gobiernos seccionales, en la constitución del estado, en encuestas directas o diálogo con los vecinos del lugar.

Al hablar de la compra de un terreno por ejemplo, podemos mencionar que debemos evitar adquirir un lote con un ancho reducido y un fondo largo, más bien opte por un terreno que se asemeje a un cuadrado para realizar cualquier proyecto inmobiliario e incluso se pueda fraccionar para venderlos, urbanizándolos.

Debemos revisar la planificación vial para cerciorarnos sobre la presencia de una calle o su reforma a lo mejor por la mitad del lote, lo cual si bien beneficia a la comunidad, podría perjudicar al dueño del terreno.

Si tenemos un canal de agua (de regadío) que incursione en nuestro activo, recordemos que debemos embaular y recorrer cierta distancia a ambos lados para realizar alguna construcción; acotando la presencia de agua potable, entubada, alcantarillado pluvial o sanitario, talvez pozo séptico y por supuesto energía eléctrica.

Revisar el uso de suelo para verificar las actividades que se pueden realizar en el terreno (conociendo de antemano si es urbano o rural), los retiros frontales, laterales posteriores; estos particulares y muchos más, tienen que ver con la educación financiera,  es decir investigar el mercado antes de realizar cualquier tipo de inversión, para minimizar riesgos y aumentar la utilidad de mi negocio. (O)

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